REEDITAN "CON OTRO SOL", DE DIEGO ANGELINO
Cuentos no son olvidos
Por Gabriel Abalos
gabrielabalos@gmx.com
Renacer de unos textos: Los cuentos de Diego Angelino reeditados por Caballo Negro, cuatro décadas y media después.
Hace un par de semanas, la agenda hizo foco en la recuperación de una novela perdida: Aiveremos, de Luis Vélez, originalmente editada en 1972 y reeditada este año por Editorial Babel de Córdoba. En esta ocasión, la editorial Caballo Negro rescata a otro autor de los años setenta, Diego Angelino, un escritor entrerriano cuya obra contó con el aliento de grandes referentes, aunque no tuvo la recepción merecida para una literatura de ese calibre. Con otro sol y otros cuentos, es una reedición que agrega nuevos relatos al conjunto original y que, más de cuarenta años después, sigue proponiendo textos que aferran al lector para llevarlo sin escalas hasta la revelación de cada historia. El libro fue escrito por Angelino en Salsipuedes en 1974, con un subsidio para escritores del Fondo Nacional de las Artes, y obtuvo ese año el premio La Nación. Nacido en 1944, Diego Angelino escribió su primera novela Al sur del sur en 1973, y la envió al Premio América Latina organizado por el diario La Opinión y Editorial Sudamericana. Sus jurados, Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar y Rodolfo Walsh, si bien no la premiaron, recomendaron su edición. Luego Angelino se trasladó con su familia y se radicó en la Patagonia. En 2014 su novela El bumerang vuelve al cazador figuró entre las finalistas del Premio Herralde de novela. Fue editada por Espacio Hudson en 2017.
Respecto a la motivación de estos cuentos que presenta esta tarde Caballo Negro, expresa el propio autor que “por una razón no muy clara pero demasiado fuerte, quería abordar el universo de mi primera infancia, en el corazón del monte de Entre Ríos. Abordar tampoco es la palabra; abordar sería ir por los bordes, por la periferia, y yo quería meterme en eso que para mí era otro ‘corazón de las tinieblas’. Campo del Banco, Crucecitas Octava y Almacén Iglesias para mí eran ‘Yoknapatawpha’, aun cuando todavía no conocía a Faulkner”.