DESDE EL SUR

Te creímos volver

cuando llegaste con las frutas

a la casa

que había estado triste.

 

El aroma de las manzanas

era decir fe o esperanza.

 

Hicimos brillar el rojo

de cada una de las manzanas,

las envolvimos en papeles azules

translúcidos casi

y vendimos todos los cajones

que habías apilado.

 

Nada fue suficiente

para que quisieras quedarte.

Te fuiste distraído

silbando La Oma,

tirando para no aflojar.

 

La casa te miraba desde adentro

tibia de manzanas aún.