a juan l. ortiz
Siempre dolor palideció. Me pasa
cuando encuentro estos signos
que superan “la vida”.
Se oyen aún mis héroes. Viéndome
pequeño o muerto
medido por el asfalto o el río.
Dolor no colmará su invierno. He visto
llevado por una nube de voces
no sé dónde
entre tantas piedras y sin humedad
ese tallo que florece una mañana
oscuramente. Dándose
dándose al viento.
Dijo no preocuparle el lugar
donde lo sorprendiera la muerte.