DOMINGO DE AGOSTO

Son los tiempos en que la angustia

cambia vestidos y costumbres

aún cuando es exactamente real

como la de los días

en que andaba los primeros años.

 

Los brujos entretelones del fútbol

dios mío cuando picaba dentro del área

o una bicicleta azul hecha en Italia

o los misterios del amor

que ya vas a ver como estalla.

 

No hablaré de la sangre

de sus viejos cursos

viajera del silencio

ahora en que los árboles

las calles, éste mi río agua de américa

hasta alguna reja, tienen historia.

 

Quién hubiera dicho

que todo, todo, después sería

la antesala de septiembre

ascendiendo desde perdurables heridas.

 

Es la voluntad que remarca

sensibles lejanías

ya es el estremecimiento o la derrota

o los dulces recogimientos

que se alzan para la lucha más firme

para entendernos en nombre de íntimas ausencias

casi nada cuenta la medida

de vulnerables aciertos

generales productos de desajustes

más emocionales que lúcidos.