10 DE JULIO DE 1821

Ese fue el día

a las cinco de la tarde,    

en que cayó el Supremo

“para salvar a su Delfina”.

Después de Coronda,

maldito López,

todo se quedó en el intento.

pero no importa, no,

la jaula con

la cabeza embalsamada.

Hay mucha gente

que muere de gula o de tristeza

y ciertamente

                    no debe ser

del todo feo

morir a lo Pancho

(San Francisco Ramírez

donde la ausencia vuelve).  

Morir por amor

por patriota y federal.

 

Rosario  -  1977