Ese fue el día
a las cinco de la tarde,
en que cayó el Supremo
“para salvar a su Delfina”.
Después de Coronda,
maldito López,
todo se quedó en el intento.
pero no importa, no,
la jaula con
la cabeza embalsamada.
Hay mucha gente
que muere de gula o de tristeza
y ciertamente
no debe ser
del todo feo
morir a lo Pancho
(San Francisco Ramírez
donde la ausencia vuelve).
Morir por amor
por patriota y federal.
Rosario - 1977