Aún contra “la estrella” de Wernicke
o para no tomarlo a lo carrero
es esta
la tarea
de lejanos encuentros.
Los dioses supieron estar en los fogones
elevando acciones
que nadie –sino el silencio- defendía.
Y fue nuestra primera legislación
para guardar secretos
y dejar la palabra entre los párpados
de las sombras
que el tallador comprende.
Entre todos sostuvieron
la inocencia final.