LAS LUGAREÑAS Y EL AMOR

En la fértil ciudad,

la posesión, la cifra

de un dominio.

Lejos de las emboscadas

rehenes de los pájaros fuertes

la comida italiana

el cálculo puntual el vuelo bajo.

Según las condiciones de la época

nadie se sentirá excluido ni colmado

y la esperanza no podrá ser prohibida.

 

 

Esta buena señora

-empeñados de corazón-

tocada por los soles del mundo

guarda estratagemas en su memoria

relatos de viajes, amores, su quieta adolescencia.

 

 

En nuestro día de brujas y de secretos

cual anchurosa agua sin ruido

bajo un cielo perfecto

llega cargada de complicidades y sonríe

mientras murmura que la vida

y algunas veces el orden legítimo

es inhumano.