Camino hasta la orilla,
mojo mis pies.
El agua refresca, acaricia.
El barro se va moldeando,
a mi medida, haciéndome lugar,
haciéndome
UN
lugar,
un lugar en el mundo.
Mis pies se hunden,
se transforman en raíces,
abriéndose por entre la tierra gredosa
hacia el centro de la tierra.
Aquí la fresca caricia del agua,
allá lo profundo,
más allá la otra orilla,
más allá el horizonte.
Descanso la mirada,
hasta donde llegan mis ojos.