“Es más Cielo la Luna que el Cielo,
si una cordialidad de la Altura
es lo que buscamos.”
Macedonio Fernández.
Lola lo mira lo está mirando como asoma apenas en el pasto
sabe de lo que se trata y no quiere apresurarse y perderlo
cuando se había despertado en la mañana los recortes del sueño fueron ensamblándose
mostrándolo tal como ahora lo está viendo
como a los anteriores pero aún no lo va a tomar entre sus manos y sólo observa y sin pestañear
pues al más mínimo el insipiente haz de luz que irá creciendo junto con su cuerpo diminuto que lo expande, puede desaparecer.
Se acerca dando cortos pasos medidos silenciosos mientras mira hacia atrás la casa con las luces encendidas y adentro tan lejos tan ellos tan todos tan tanto que no saben ni se enterarán ya que tampoco podrían verlo
como no lo hacen con los otros ahora que es invierno y hace frío y lo mira y camina en pasto húmedo que se aplasta y se levanta esponjoso cuando suelta el pie hacia un nuevo paso y si estira la mano lo alcanza porque permanece inmóvil dormido se le ocurre o con pereza despertando a la vida como recién nacido, que finalmente será.
Se inclina suave sigilosa para no mover el aire pues sabe que él puede
oír el más pequeño movimiento y flexiona entonces las rodillas cuidándose del chasquido en las articulaciones en el silencio de la noche con algún grillo escondido entre las plantas contra el muro y su sombra debajo del alumbrado galvánico de la luna más alta y el latir de su corazón y nada más y lo mira lo está mirando sabe de lo que se trata y no quiere perderlo, pues no sería la primera vez.
Siente la manos tibias la noche es clara pero las estrellas tan altas le congelan la respiración cuando ya en cuclillas mira hacia atrás otra vez y no extraña el calor de la casa y él ya alcanza el tamaño de un durazno al levantarlo en sus manos como a los anteriores aunque a diferencia de aquellos abrió unos ojos redondos y negros con una estrellita de brillo en el centro de sus pupilas que la fijan cuando lo mira y como que algo le quieren decir y quizás sea escapar a lo alto pues se eleva despacio imantándole el cuenco de las manos como unos dedos que se apoyan y arquean y levantan como si fueran una araña elástica sobre una mesa ensayando, quizás, el lanzamiento de su hilo más preciado.
Lo sabe desde que despertó en la mañana pero ella nunca va al encuentro de los de aparición nocturna pues siempre los veía irse apenas despuntaba el sol
ahora es de noche y levanta la vista admirando los brillos inalcanzables del cielo temiéndole ajeno desconocido
y él que presentía todo esto pues era capaz de oír el engranaje silencioso de los pensamientos podría huir aturdido levantándose en la oscuridad trazando un fino arco una raya de luz alejándolo de sus manos, y Lola silenció su pensar.
Mira hacia atrás por última vez y se siente con un valor único y especial auténtico por ir contra sí misma y se libera y respira profundo sin sonido cargando el pecho y soltando despacio el aire para mirarse a los ojos tiernos como los de un cachorro y caminar un poco más allá hasta llegar a las plantas pegadas al muro que rodea el mundo y verlo elevarse y tomarlo y mirarlo a los ojos para verle cambiar de expresión y sentir algo de temor ante la ternura enfriándose y ya, decidir hacerlo.
Mira la luna grande y firme a su alcance
baja los ojos a sus manos
él la mira como con aprobación y ella acerca entonces su cara y abre su boca para que se meta suave sin fuerza deslizándose a la garganta sin provocarle arcadas ni asperezas cierra los ojos y siente el calor la tibieza y la luz bajar a su estómago y expandírsele en el cuerpo, Lola espera volar.
Un ovillo desenrollarse estirarse extenderse desde sus entrañas salir por la boca y trepar la noche con ella que ya despega los pies del suelo del pasto esponjoso que irá desvaneciendo la última huella y se eleva por sobre el muro que rodea al mundo mirando desde lo alto en su camino a la luna las luces de la ciudad las ciudades los países la tierra rozándose al calor de las estrellas camino a la luna, Lola, camino alalun..