cada mañana un montículo de tibios
roces y suspiros impregnados aroma
que deja el uso
quedan hacia el respaldo trasero de la cama
apartados por nuestros pies desnudos
como suspendidos en el tiempo de las sábanas
mientras
en la cocina el agua golpea al hervidor para quitar
los restos de la jornada pasada
dialogan la cafetera al girar sobre su cintura enroscada
y la tapa del frasco del café que al girar libera el aroma
Mendieta estira sus patas delanteras
y las traseras también
me mira con sus ojos de pedir caricias
las primeras caricias de la mañana
su segunda cara será la de pedir galletitas
la rueda hace un giro y quita de la piedra
una chispa que va al encuentro
del gas para dar vida azul a la corona de fuego
de las hornallas
la leche en el hervidor la cafetera y la mañana sobre el fuego,
van aromando la casa con los colores de la convivencia
y desde la cama se escucha un suspiro
que hincha toda la casa
como un pecho a gusto con la vida.
Inédito, Colón, Entre Ríos