Por Marcelo Leites para El Diario, 14-12-15.
La poesía ha sido y es “maestra de la humanidad”, en términos de Hegel. En esta nota, el concordiense Marcelo Leites, uno de los poetas incluidos, comparte sus impresiones sobre un poemario que a través de la palabra, contribuye a hacer visible en otros continentes el trabajo de autores argentinos.
Si hubiéramos seguido creyendo con Mallarmé que la poesía no se escribe con ideas sino con palabras o con W.C. Williams que no debe haber ideas sino en las cosas, nunca hubiéramos escrito los poemas que integran Poesía de pensamiento – una antología de poesía argentina, recientemente publicada en Madrid, España, por Ediciones Endymion, en una edición muy cuidada, sobria, de tapas verde agua, con solapas e interior con papel color manteca de alta calidad. El hecho es sumamente auspicioso porque otorga visibilidad en el continente europeo, a la escritura de poetas que en contadas excepciones han tenido circulación fuera del ámbito de la República Argentina. Eso sumado al hecho de que hay poquísimos emprendimientos de este tipo.
La antología cuenta con un exhaustivo y medular ensayo preliminar del poeta argentino Osvaldo Picardo que funciona como carta de presentación a la vez conceptual, de orientación estética y de las voces incluidas. Se trata de 19 poetas que representan gran parte del territorio nacional. Por Salta, Carlos J. Aldazábal; por La Plata, César Cantoni y Sandra Cornejo; por Neuquén, Ricardo Costa; por Tucumán, Javier Foguet, por CABA, Héctor Freire y Liliana Lukin; por Entre Ríos, Marcelo Leites; por Santa Fe, Roberto D. Malatesta y Lisandro González; por Chubut, Juan Carlos Moisés; por San Juan, Rogelio Ramos Signes; por Provincia de Buenos Aaires, Abel Robino y Mario Ortiz; por Mendoza, Eugenia Segura; y por Córdoba, María Teresa Andruetto, Bernardo Schiavetta, Carlos Schilling y Alejandro Schmidt; todos nacidos entre 1948 y 1979, o sea, un arco que va de los 35 a los 60 años y que han sido seleccionados a través de otros poetas, de una muestra consultada durante 2013 y 2014.
Retomo en este punto la idea inicial y postulo que no hay poesía sin ideas. Sin reflexión. Sin pensamiento. Y esa es, no sólo la orientación estética de este libro, sino un modo de entender la creación poética que en la Argentina tiene en Alberto Girri, a uno de sus pioneros. No sólo por la propia poesía de Girri -austera, conceptual, compleja- sino por sus traducciones de poesía en lengua inglesa con la cual nos hemos formado muchos de nosotros. Hemos creído que en cada palabra hay una idea; que en cada palabra hay un concepto; que cada palabra es un objeto estético; que en una concatenación de imágenes hay una reflexión más o menos implícita. Hemos creído que un verso no sólo traduce una percepción intuitiva del poeta, sino que provoca una serie de resonancias que remiten a una polisemia de significados.
Es decir, la poesía no sólo es una serie de emociones o sentimientos del sujeto lírico, sino también un pensamiento sobre esa experiencia o percepción. Pero un pensamiento que no toma la forma discursiva de un ensayo o de un tratado, sino un pensamiento que se da a través de todo el imaginario del poema. Para John Donne, el poeta místico inglés, un pensamiento era una experiencia: modificaba su sensibilidad (citado por Eliot). Pero, a diferencia de lo que pasa en la filosofía, se trata de un pensamiento sensible, no intelectual. El poeta percibe el mundo, a través de la inteligencia emocional; el pensamiento del filósofo está al servicio de una idea o de varias que terminan construyendo una teoría sobre la existencia; en la poesía, las ideas se convierten en imágenes, en sonidos, en lenguaje, que valen por sí mismos, sin la pretensión de alcanzar una verdad universal, sino más bien, con la intención de crear un objeto bello.
AUTORES Y POÉTICA. Cada poeta que integra este volumen está introducido en la Antología, por una Poética escrita por ellos mismos, que cito a continuación (en apretada síntesis por razones de espacio). Así, Aldazábal habla del dolor existencial y del aura como dos de los principios rectores de sus poemas; Andruetto, apuesta al poema-relato y concibe la poesía como un camino de conocimiento y una conciencia que dialoga con el mundo; Cantoni sostiene que la reflexión en el poema no puede carecer de emoción. Cornejo por su parte, entiende la creación como espacio de libertad; Costa enfatiza la versatilidad de los materiales poéticos y la naturaleza como un universo en sí mismo; Foguet destaca la imagen encarnada y la modulación de las temáticas. Mientras, Freire propone pensar el sentimiento y sentir el pensamiento; González valora la búsqueda de la belleza por encima de la idea concreta y Leites privilegia la imagen y los objetos como vehículos de la reflexión y la música de la conversación. En tanto Lukin coloca su cuerpo como centro de la escritura, sumado a todos los saberes que lo informan. Un cuerpo de pensamiento siempre en resistencia. En su trabajo, Malatesta se pregunta por la cantidad de palabras que conforman a un hombre; afirma que los poetas dominan pocos temas que valen sólo para los que mejor han cantado; Moisés sostiene que no estamos hechos para ciertas palabras, que confía más en el sustantivo que en el adjetivo y que incluso prefiere el verbo antes que el adjetivo. Afirma que en la poesía las ideas no se conciben sino con palabras. Por su parte Ortiz dice que le interesa trabajar en una cierta fenomenología espontánea, en lo cotidiano como punto de partida de la mirada y la indagación; el poema que atraviesa las fronteras de los géneros; Schiavetta dice que medita sobre la fórmula rítmica vacía del poema y deja que los contenidos nazcan en esa matriz y después hace una selección rigurosa; y Signes habla de la motivación de la página en blanco que le permite escribir sin una idea previa, como un juego, sólo por la necesidad de escribir. En sus versos Robino escribe un poema donde destaca la imagen de una casa en llamas; Schilling aboga por la materia sonora, visual e intelectual de las palabras y de la combinación de esos elementos en el poema. Schmidt propone entre otras cosas: más intensidad que emoción. Más emoción que sentimiento. Olvidar lo escrito y leído. No pensar. No corregir. Y Segura postula la escritura como el hallazgo del ritmo de las palabras que le den otra consistencia al tiempo ajeno, el del lector.
SENTIDOS. La poesía incluida en este volumen no es neobarroca, no es culterana ni de alta complejidad. Se trata de una poesía que está a medio camino entre la lengua coloquial y la lengua culta. Es una poesía que apuesta al sentido, a darle un sentido al mundo, aunque luego la respuesta sea la incertidumbre. Y el estilo que por cierto no es el hombre sino la suma de sus incertidumbres (Lihn). Creo que la mayoría de los poemas incluidos en este libro presentan ese lenguaje cargado al grado máximo de significado que exigía Pound para la poesía.
Celebro la aparición de esta antología. Celebro la diversidad de voces. Celebro la lectura desinteresada y rigurosa del poeta Osvaldo Picardo. Y celebro estar incluido junto a muchos de los poetas argentinos que admiro. Y ahora sólo resta esperar que este libro encuentre a sus lectores españoles y, desde luego, a sus lectores latinoamericanos.