Se va, yendo
a otra realidad.
Escapa por las ventanas.
Y cuando toca, el aire frío
del exterior,
apenas traspasa el filo del vidrio,
llega.
Podría estar en cualquier parte.
Con el gatillar de una imagen
y un par de notas, de cualquier canción.
Le cuesta poco, pasar
de aquí, concreto
a allí, etéreo.
Su imaginar,bastante promiscuo.
Se va, yendo.
A otras ciudades.
A Santa Fe, por ejemplo.
O a la vuelta de la esquina.
A veces por tiempos pasados,
amores imposibles,
femeninas curvas,
el anhelo de un paisaje,
la humedad de un beso extinto,
un ambiente viciado por el humo.
Esto o aquello.
¿Aquí? Eso no cuenta.
¡Allá! Pasando el filo del vidrio.
Es mejor.