TARDE

 

La tarde en su paleta raros colores junta

para adornar su traje de exóticos dibujos,

y en la sombra dos pinos, son dos frailes cartujos

que perforan el cielo con sus gorros de punta.

 

Con el dedo en los labios detiene una pregunta

el molino esquelético de cambiantes reflujos;

en el hogar, la abuela cuenta un cuento de brujos

con sabor a leyenda que mil años trasunta.

 

Entre la hierba oculta, la sonata de un grillo

corta el silencio adusto con musical cuchillo:

las luciérnagas vuelan como alados diamantes.

 

Y del bosque que finge un fantasmal castillo

sale la luna llena, y en su disco amarillo,

Jesús, José y María van caminando errantes.