Bien, mi querida amiga,
estoy aquí
como la médula de los dados.
Recuerdo tus marfiles.
cantas,violín o grillo
sobre el hombro mimados del ser que lo reclina
doblegándolo al alma.
(esa tristeza de la música,
ese arco de dios
reclinado en lo antiguo).
Dirás que sí a una sombra
pero revés de un astro.
Lo lejano se cae sobre un pecho
y prosiguen esas distancias,
es decir que no de lo infinito,
es decir que sí del pecho.
¿Dónde, lejana, dime,
dónde te inclinas a los espejos de la sal,
dónde parpadeas para inventarte a ti misma
como justificándote,
diciendo a Dios : yo soy este infinito?
Tu divagar por la ausencias
ya es construir a un dios,
y estás tan cerca de mis pulsos
que te pareces a las edades.
Sí, historia, delicada gaviota del tiempo,
paloma de los huecos de las catedrales,
arrullo instintivo,
mecida por las olas.
Vuelves a mi corazón
como regresa todo lo lejano
y mi muerte es es esa apariencia de los crepúsculos que miras,
y te envuelven en un ruiseñor de la tierra,en un canto,
en una cuerda viva
que te doblega a mi alma.
de Libro de ausencias y de adioses - Ediciones Letras y Bibliotecas Córdoba - Córdoba - 2009.