PRESENCIA DE LAS TARDES

 

Ella cruzó estas tardes conversadas de pájaros,
de blanco y aniñada con adornos de viento.
Esta calle fue linda costumbre de sus pasos.

Una encarnada rosa le embanderaba el pecho
después que entre jardines decidiera sus manos.
(En su pecho una flor como en un libro abierto).

Artífice su gracia,
como otras gastan joyas sólo gastaba gestos.

Los escondía en sombra camino de las tardes.
Camino de las tardes los quiere mi recuerdo.

(¡Ah, cuando hasta sus labios acudiendo una rosa
-sembrada en su sonrisa- le perfumó el silencio!)

Porque su boca siempre terminaba en silencio
aunque su risa hubiera sido en sombras
un revelo de pájaros durmiendo.

Lo mismo que el callar de las guitarras
era toda de llantos hacia adentro.

Camino de las tardes la encuentra mi recuerdo.

 

De Presencia por el aire (1944)