rompo el uso de las cosas
hacia un limbo con el nombre de mi amor
¡ahí está atravesándome las cáscaras!
Alfredo le habla a mis miedos, cae la tarde y
hay ramas por toda la costa.
la isla nos acuna,
usás el resplandor de ellos
para hablarme de tu pena.
mirás para todos lados,
buscás los fantasmas que editen
tu sombra. hay maldiciones que duran
siglos, y hombres que maldicen en vano.
la sala es amplia y tiene asientos de hormigón
todo o casi todo está pintado de verde:
claro y oscuro.
sobre uno de los mostradores cuelga un cartel
que de a ratos se mueve con el viento.
podemos hablar con los muertos,
mirarlos,
elegir con quién.
estamos decididos a la observación
como quien ama en dicha de
someter su médula y quedar
sin dios.
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nos besa la bruma que estuvo en
el horizonte,
vos jugás con mi columna.
si se cae seguiremos por encima de los nombres.
desde la intemperie construyo un
vientre quebrado que habla del futuro
es domingo pero parece sábado.
la pareja duerme o coge mientras
deambulo por su casa buscando
un rectángulo donde quepan los silencios.
las almejas se queman suave,
nuestras bocas suben a la piel
lo que el mar abandona en casas.
Ilustraciones: Alejandro López
la gratitud sin prisa de las islas en mí