Reseña de "Rara Avis" y una breve reflexión sobre "Cacerías en la noche"
RARA AVIS, Wolkowicz Editores, CABA, 2019.
CACERÍAS EN LA NOCHE, cuentos, (Escritores Rafaelinos Agrupados, Faber Libros. Rafaela (Sta. Fe), 2019.
Rara Avis está compuesto por una serie minuciosa de ilustraciones y descripciones de seres (¿imaginarios?¿extintos?) y un diario que lleva en paralelo el narrador de estos textos.
Lo primero que uno percibe en Rara Avis son las formas y maneras de la divulgación científica que atraviesan a la obra en su aspecto visual y literario. Las ilustraciones remiten a lenguaje visual de la enciclopedia, donde la línea define y explica al espectador texturas y formas. María retoma la visualidad de las obras que daban “noticias” a sus lectores y utilizaban el grabado como medio para llegar a un público más amplio. Como fue el caso de Aves de América de John Audubon, un francés que se propuso reunir en un atlas zoológico todos los pájaros de América del Norte a tamaño real. Algunos de esos pájaros ya se habían extinguido así que no tuvo más recurso que imaginarlos. Y aquellos que todavía existían en el siglo XIX llegaban a su gabinete de dibujo muertos, de modo que Audubon no tenía más recurso que imaginarlos en movimiento e inmersos en ecosistemas que jamás había visto. Otro caso más cercano a nosotros es el de Viaje a Misiones de Eduardo Holmberg, donde el naturista relata con detalle las especies que va registrando en su expedición al mismo tiempo que nos cuenta sus peripecias y anécdotas de viaje.
De modo que María se suma a este afán de dar a conocer especies exóticas pero lo hace de la mano de la imaginación, que se vuelve el principal vehículo que posee el investigador que nos guía por Rara Avis presentándonos casos y compartiendo su bitácora de investigación. El narrador utiliza la imaginación para estudiar estos seres, pero no es una imaginación alocada sino bien formada que se fundamenta en rasgos biológicos compartidos con otras especies. Este investigador, del que nos enteramos de pocas cuestiones personales a través de su diario, tiene una amplia formación en Ciencias Naturales, y se mantiene al corriente de los últimos estudios científicos. Es un narrador generoso que nos explica e ilustra a nosotros, su público lego. Las descripciones que nos provee muchas veces suple la ausencia de la ilustración, legándonos a nosotros la capacidad de imaginarnos a la especie en cuestión: “El tapur es una criatura de dimensiones planas, cubierto por un pelaje fino y suave que adquiere distintas coloraciones de acuerdo al ambiente”.
En Rara Avis, la tarea de mirar cobra una importancia fundamental. El investigador que nos cuenta sobre estas especies es un agente atento que ha visto por sí mismo a algunos de ellos, y los ha visto porque ha mirado con detalle. Lo reconoce en su diario: “Los días se reducen al entrenamiento del ojo. Nadie nace sabiendo mirar. A mirar se aprende.” Lo cual nos pone a nosotros, sus lectores/espectadores, en un lugar de cierta de incomodidad: existe la posibilidad de que no hayamos visto a un txiribiri porque no hemos prestado la suficiente atención. Esta capacidad de mirar, a su vez, tiene un eco en la minuciosidad de los dibujos.
Cacerías en la noche reúne una serie de relatos que, generosos, propician una zambullida sin rodeos en la lectura. María recupera formas, aires, tonos que nos atraviesan a aquellos que supimos vivir en el litoral. Los cuentos están llenos de una sensación de familiaridad que nos hace próximos a los personajes, que tan humanos, hacen de sus vidas lo que pueden, resolviendo sus problemas con lo que tienen a mano.