Todo muere y es la excusa
para seguir resurgiendo de las brasas
que no llegaron a cremarnos.
Se aguanta el cuerpo
como una mochila
de nuestros propios desvaivenes
hartos de las multitudes vacías
prometimos parar el tiempo.
Prometimos parar las guerras.
Prometimos que el silencio
jamás se burlaría de nosotros
borrándonos el rostro
quitándonos la voz.
Decidimos entregarnos
a la inseguridad
de no saber si mañana
vamos a despertar,
de no saber si hoy podremos dormir.
Que tiemble la muerte
que ella tenga miedo
al vernos sedientos y seguros
al vernos arder en furia
arder
de vida.