el poema es una mesa
para apoyar las palabras
y que descansen y revivan
sobre la misma materia
de la que están hechas
madera densa y oscura de ébano
por ejemplo, en versos herméticos,
o lustrosos y apreciados como el cedro
a veces, palabras con persistencia de roble
sin embargo, mi poema elije
el sencillo eucaliptus de corazón
fragante, bálsamo para la voz
herida que cambia corteza áspera
por lonjas suaves
tal vez el papel, en su defecto, resista
el tallado silencioso de la respiración
que poeta y carpintero comparten
en el arduo oficio de construir apoyos.