Reunimos aquí mensajes extraídos de Facebook de distintos autores relacionados con la desaparición fisica de Marta
Una calle de arenales y una “calle con yuyitos” que me llevaban hasta aquella tranquera, las casuarinas del frente y la casita perdida de “La Cachuera” cuando era 1975/1976 y la Nébel no era el barrio residencial que es ahora y los vientos gemían en las agujas de aquellos árboles. Yo llegaba como un peregrino a que me leas ante el fuego “Los versos del capitán” y siempre había algún ser exótico en las tardes de los sábados. Me enseñaste a leer el mejor Siglo de Oro español y la mejor generación del cuarenta entrerriano, Marta, y quizás nunca te agradecí con palabras que me hubieras descubierto a Alfonso Sola González, a Ramponi, a Roque Dalton…
Insólita, irreverente, insolente, iconoclasta, intolerante, cuántos adjetivos fuertes empiezan con la vocal más frágil. Pero también sorpresiva, talentosa, militante, jugada, compañera, peronista hasta el fundamentalismo, generosa hasta la inanición, poeta Marta Zamarripa, que inventaste la cátedra de derechos humanos para que los institutos terciarios de esta cruel provincia sean menos fachistas y que inventaste profesorados para que la educación terciaria sea menos fachista; que restauraste a las letras de la provincia la altísima poesía entrerriana olvidada de los años cuarenta y cincuenta; pero que la larga danza de cosas que hiciste tampoco me obnubilen hoy porque como escribió el Miguel Angel Federik, “la poesía no debe adolecer de las imprecisiones de la historia” quiero quedarme con aquella tarde en La Cachuera cuando sacaste una hojita de cuaderno y me leíste “la tierra es azul, sí, te creo Yuri Gagarin, la tierra es azul”.
Con tu partida termina una época, Marta. Y es terrible que sea así pero te llevaste con vos al tiempo. (Todos mis muertos están terminando épocas y tiempos). Porque ya no volará más el ángel o el diablo sobre los basaltos del río y el mundo es un poco más fulero desde hoy, pero las casuarinas de “La Cachuera” seguirán soplando un viento azul, el viento de la Playa Nébel y las garzas. Y entonces, recuerdo.
MARCELO LEITES
Y dónde estarás ahora Marta, que ya no estás?. Esa foto es de cuando presentamos tu obra completa "Azul de frío", en una noche memorable en la Biblioteca Serebrinsky de Concordia, década del 2000 y vos leíste, entre otros poemas, "Jazmín diamela", con un tono conmovedor hasta las lágrimas. No sé dónde estás ahora, sólo puedo decir, más allá de cualquier obituario, que estás en mí, que puedo recordar tu generosidad, la manera emotiva pero también rigurosa cuando leías lo que habíamos escrito. Puedo recordar que organizabas encuentros donde lograbas reunir a todos los poetas entrerrianos para una lectura colectiva; puedo recordar la Colección homenajes, de la Editorial de Entre Ríos, que dirigiste con una maestría irrepetible, donde publicaste a tantos autores de la década del 40' , que permanecían en la sombra y casi olvidados. Y cómo olvidar la amistad entrañable que nos unía -que nos une- con el poeta Martín Carlomagno, de quién fuiste una guía inseparable. También recuerdo la cariñosa presentación que organizaste en torno a mi segundo libro, en Paraná. Marta Zamarripa merece ser más leída; es una poeta mayor de Entre Ríos, como Ana Teresa Fabani, como Emma Barrendéguy (aunque lamentablemente o afortunadamente, no entró en el "canon" como esta última). Adiós Marta querida, hasta siempre.
STELLA MARIS PONCE
Querida Marta: Sí, hay señales, la poesía son señales, y nosotros, apenas antenitas que a veces podemos…Encontré unas fotos, y ayer las compartía con amigos, son de aquella vez en el puerto de Concordia, vos y Tilo se iban de viaje de bodas…Y hoy me avisan que partiste a ese reino de tu eterna primavera. Estoy al lado del jazmín diamela, esa plantita que me regalaste hace años, y ahora parece estirarse en flores para despedirte, levitaciones de las que tanto sabías… La noche es pródiga en recuerdos pero hay un gesto y es aquel abrazo de bienvenida con el que me enseñaste a confiar en la escritura. Gracias por tu compañía y la inspiración. Tu obra enorme no ha pasado las fronteras de la provincia, como suele suceder con tantos grandes poetas del interior. Dejo aquí un enlace para quien quiera conocerte más y brindo por vos como te gustaba hacerlo, diciendo: “Salud, por Nuestra Señora, la Poesía”. (A Marta Zamarripa, in memoriam)
JOSÉ GABRIEL CEBALLOS
Se murió Marta Zamarripa. La piña me pegó esta mañana apenas abrí el fb. Duele, y mucho. Fue una gran poeta, de una sensibilidad sin límites, y una amigaza como pocas, franca, incondicional, que infundía ganas de vivir. Admirable también como militante de los DDHH desde cuando la cosa no era joda, cuando serlo implicaba poner el cuerpo en serio. Encontrarla siempre era una fiesta. Vamos a extrañarte, Marta. Vamos a seguir queriéndote. Te quedaste en nuestro corazón con toda tu perpetua juventud y de ahí no va a moverte nada, ni esa “vieja, puta y fría” que es la parca.