HOMENAJES A MARTA (MENONI, MENEGUIN, LEITES, PONCE, BEKES, CEBALLOS)

Reunimos aquí mensajes extraídos de Facebook de distintos autores relacionados con la desaparición fisica de Marta

JUAN MENONI
CÓMO NACE UNA INSTITUCIÓN.
 
Hace un par de días, se nos fue Marta Zamarripa, una poetisa hermosa, pero también una intrépida soñadora y hacedora de una educación más justa, pública, libre y liberadora.
Cuentan que allá por fines de la década de los ochenta, o principios de los noventa, en un acto público, el entonces Gobernador Jorge Busti, no tenía mucho por anunciar, ahí nomás giró su cuerpo dirigiéndose a la Directora de Enseñanza Superior.
-Marta ¿tenés algo para anunciar en educación? – Le preguntó en voz baja a Zamarripa.
-La creación del Profesorado Superior de Ciencias sociales en Concordia- afirmó la mujer, con toda seguridad.
El Gobernador, giró hacia el público y anunció:
“Y antes de terminar mi gestión, crearemos un Profesorado de Ciencias Sociales en Concordia”.
No había nada, o casi nada hasta ese momento, el anuncio fue una quijotada de Marta, una jugada audaz y magistral.
Pero la idea no era descabellada, en Concordia muchas y muchos, veníamos batallando para que se cree una institución pública y progresista en términos educativos, que pusiera fin al monopolio de la formación docente por parte de una Institución privada, religiosa y explícitamente conservadora.
En el nivel medio, por otra parte, se estaba dando un proceso denominado Transformación Curricular que demandaba docentes con un perfil transformador.
Fue por eso que la idea maduró, después vino el trabajo arduo: el diseño Curricular, los fundamentos teóricos, el equipo de docentes “fundadores”, la inscripción de los primeros estudiantes, la oposición de los reaccionarios, y la lucha obstinada de toda una comunidad educativa , para seguir adelante con el proyecto.
Así, justito un diciembre de 1991, 29 años antes de que Marta se nos fuera, aquella idea quijotesca, aquella arremetida oportuna, aquella jugada magistral, se hizo carne y comenzó a andar.

 
JUAN MENEGUIN
HASTA LA VICTORIA, COMPAÑERA

Una calle de arenales y una “calle con yuyitos” que me llevaban hasta aquella tranquera, las casuarinas del frente y la casita perdida de “La Cachuera” cuando era 1975/1976 y la Nébel no era el barrio residencial que es ahora y los vientos gemían en las agujas de aquellos árboles. Yo llegaba como un peregrino a que me leas ante el fuego “Los versos del capitán” y siempre había algún ser exótico en las tardes de los sábados. Me enseñaste a leer el mejor Siglo de Oro español y la mejor generación del cuarenta entrerriano, Marta, y quizás nunca te agradecí con palabras que me hubieras descubierto a Alfonso Sola González, a Ramponi, a Roque Dalton…

Insólita, irreverente, insolente, iconoclasta, intolerante, cuántos adjetivos fuertes empiezan con la vocal más frágil. Pero también sorpresiva, talentosa, militante, jugada, compañera, peronista hasta el fundamentalismo, generosa hasta la inanición, poeta Marta Zamarripa, que inventaste la cátedra de derechos humanos para que los institutos terciarios de esta cruel provincia sean menos fachistas y que inventaste profesorados para que la educación terciaria sea menos fachista; que restauraste a las letras de la provincia la altísima poesía entrerriana olvidada de los años cuarenta y cincuenta; pero que la larga danza de cosas que hiciste tampoco me obnubilen hoy porque como escribió el Miguel Angel Federik, “la poesía no debe adolecer de las imprecisiones de la historia” quiero quedarme con aquella tarde en La Cachuera cuando sacaste una hojita de cuaderno y me leíste “la tierra es azul, sí, te creo Yuri Gagarin, la tierra es azul”.

Con tu partida termina una época, Marta. Y es terrible que sea así pero te llevaste con vos al tiempo. (Todos mis muertos están terminando épocas y tiempos). Porque ya no volará más el ángel o el diablo sobre los basaltos del  río y el mundo es un poco más fulero desde hoy, pero las casuarinas de “La Cachuera” seguirán soplando un viento azul, el viento de la Playa Nébel y las garzas. Y entonces, recuerdo.


MARCELO LEITES

Y dónde estarás ahora Marta, que ya no estás?. Esa foto es de cuando presentamos tu obra completa "Azul de frío", en una noche memorable en la Biblioteca Serebrinsky de Concordia, década del 2000 y vos leíste, entre otros poemas, "Jazmín diamela", con un tono conmovedor hasta las lágrimas. No sé dónde estás ahora, sólo puedo decir, más allá de cualquier obituario, que estás en mí, que puedo recordar tu generosidad, la manera emotiva pero también rigurosa cuando leías lo que habíamos escrito. Puedo recordar que organizabas encuentros donde lograbas reunir a todos los poetas entrerrianos para una lectura colectiva; puedo recordar la Colección homenajes, de la Editorial de Entre Ríos, que dirigiste con una maestría irrepetible, donde publicaste a tantos autores de la década del 40' , que permanecían en la sombra y casi olvidados. Y cómo olvidar la amistad entrañable que nos unía -que nos une- con el poeta Martín Carlomagno, de quién fuiste una guía inseparable. También recuerdo la cariñosa presentación que organizaste en torno a mi segundo libro, en Paraná. Marta Zamarripa merece ser más leída; es una poeta mayor de Entre Ríos, como Ana Teresa Fabani, como Emma Barrendéguy (aunque lamentablemente o afortunadamente, no entró en el "canon" como esta última). Adiós Marta querida, hasta siempre.


STELLA MARIS PONCE

Querida Marta: Sí, hay señales, la poesía son señales, y nosotros, apenas antenitas que a veces podemos…Encontré unas fotos, y ayer las compartía con amigos, son de aquella vez en el puerto de Concordia, vos y Tilo se iban de viaje de bodas…Y hoy me avisan que partiste a ese reino de tu eterna primavera. Estoy al lado del jazmín diamela, esa plantita que me regalaste hace años, y ahora parece estirarse en flores para despedirte, levitaciones de las que tanto sabías… La noche es pródiga en recuerdos pero hay un gesto y es aquel abrazo de bienvenida con el que me enseñaste a confiar en la escritura. Gracias por tu compañía y la inspiración. Tu obra enorme no ha pasado las fronteras de la provincia, como suele suceder con tantos grandes poetas del interior. Dejo aquí un enlace para quien quiera conocerte más y brindo por vos como te gustaba hacerlo, diciendo: “Salud, por Nuestra Señora, la Poesía”. (A Marta Zamarripa, in memoriam)


ALEJANDRO BEKES
 
"En tu universo azul y desgarrado,
sirenas sin verdad cantan los barcos..."
 
Estos versos, con la melodía y en la voz que Mario Meichtry les puso hace muchos años, son los primeros que me vinieron a la memoria cuando supe, ayer, que partió de este mundo mi amiga Marta Zamarripa. Y luego estos otros:
"Ahora, si te nombran, oyes sólo
la voz gramatical de tu existencia..."
Cuando yo cruzaba el umbral de los veinte y del primer amor, Marta tuvo la deferencia y la generosidad de leer mis versos y de mostrarme, o ayudarme a ver, qué había en ellos de promesa, ya que no de cumplimiento, y de qué modo podía yo aprender a escribir un poco mejor, o un poco menos mal. Nos ayudó, además, a mí y a mis amigos de entonces, a publicar nuestros primeros tanteos literarios. Recuerdo aquellas largas veladas en su casa, en la calle Remedios de Escalada, que era casi pleno campo en ese tiempo, en invierno, junto al fuego del hogar, leyendo poesía, y después tantas otras, con ella, con Mario, con Lucrecia, con Rafael Torres, con Juan Meneguín, con Ana María... Años después, en medio de las comunes tribulaciones de la vida, me dijo: "La poesía es el oxígeno que yo respiro". Gran lección. Cuando a nuestro alrededor todo se derrumba, cuando la existencia nos derrota, porque es invencible, algo nos queda todavía para no morir en la asfixia y la angustia. Los versos siempre están con nosotros: nunca nos dejan, nunca nos defraudan, nunca nos traicionan. Están dentro, no fuera. Son parte de nuestra vida. Están ahí para sostenernos cuando no hay nada más. Y se quedarán de este lado cuando nos hayamos ido.
Entre todos los versos que a mí me acompañan, están también los de Marta. Ella, para mí, no se ha muerto del todo: lo mejor de ella ha evitado a la terrible Libitina. Sé que estará conmigo hasta el fin.
 
"Desde su noche de tapial con luna
vale la pena inaugurar el canto."

JOSÉ GABRIEL CEBALLOS

Se murió Marta Zamarripa. La piña me pegó esta mañana apenas abrí el fb. Duele, y mucho. Fue una gran poeta, de una sensibilidad sin límites, y una amigaza como pocas, franca, incondicional, que infundía ganas de vivir. Admirable también como militante de los DDHH desde cuando la cosa no era joda, cuando serlo implicaba poner el cuerpo en serio. Encontrarla siempre era una fiesta. Vamos a extrañarte, Marta. Vamos a seguir queriéndote. Te quedaste en nuestro corazón con toda tu perpetua juventud y de ahí no va a moverte nada, ni esa “vieja, puta y fría” que es la parca.