FELIZ VIAJE, GOLONDRINA AZUL

El viaje que emprendiste, golondrina,

no tendrá ni regreso ni respiro.

No te detengas en ninguna esquina:

ni la del llanto ni la del suspiro.

 

No es justo retenerte en la mezquina

parcela de la tierra en la que miro

apagarse el azul, que ya declina

a ser luz prisionera en un zafiro;

 

porque esa intensidad que yo adivino

por detrás de tus párpados cerrados,

será siempre la misma; la que vino

 

como el mejor regalo de mi vida:

mis dieciséis años enamorados

de tu mirada azul, por mí encendida.