Llueve.
Puedo escuchar abrirse la lluvia un sendero transparente,
caer con desgano sobre
las patas mojadas del patio.
Llueve.
No hay sitio en la casa donde no oír su repique.
No hay sitio donde no olerla.
No hay donde dormir sin llevarla atada.
Porque si llueve la noche gime
jadea
abre la boca
sacia su sed
y se acuesta
estirada
satisfecha
como una gata a punto del silencio.
Me miraron tus ojos toda la lluvia que duró la noche.
No hay sitioen la casa donde no hayan quedado
prendidos como una llama
decidida a perforarme el corazón.