a Marcelo Varela
Está como perdida, pero vive
con un algo de pez que fue expulsado
a la orilla sin nadie, desaguado,
y así la caja oscura la recibe.
Resiste un poco más en el declive,
se prende de unas fibras, va al costado
donde aún queda edén emocionado,
sabe que mientras vibre sobrevive.
Del acorde salió como desnuda
destinada a la mano para el gozo;
de la guitarra mar, apenas ola.
Suelta de cuerda madre, sin ayuda,
solo quiere olvidarse en el reposo
y al fin cesar en paz la nota sola.
De Variaciones de vizcachita – 2020.