Inédito
Dice la leyenda
que lejos de pronunciarse cansado
Antonio se levantó, tiró un puntapié al aire y dijo
sáquenme de acá hijos de puta
que perdió la vista y que solo le queda recordar
los colores vivos.
En mil novecientos veintipico este hombre
movía sus piernitas por primera vez
en un pueblo escondido de Entre Ríos.
Supo demostrar su proeza en las tardes de Mansilla
sin manos a temprana edad
por el ripio en bicicleta;
competir de manera interminable con su amiguito Arnaldo
a ver quién decía más palabras
antes de perder del todo el aire.
que con tercer grado alcanzaba
que ayudaban en la escuela a la maestra con los nuevos.
Pasa, que el cuerpo envejece y con él las ideas. Es por eso
que cuando fueron a Tala a probar mejor suerte
las cosas no fueron del todo bien.
¿del todo bien para quien narra la historia sentado acá en la ciudad lejos del pueblo
o del todo bien para quien pone un negocio y su socio lo caga dejándolo solo
entre gallinas y gallos rodeado de deudas?
Es que a veces alcanza con ser feliz
y ser feliz puede ser tomar mate dulce por la mañana mientras el gallo canta las cinco.
Dicen que cuando murió su hijo dijo mentira y a la semana se largó a llorar.
y si la lucidez para algunos es la cordura para otros lo es la sombra.
qué música bailó y qué lugar le hubiese gustado conocer
nunca se supo.
Hoy, en un momento de aire fresco en la cocina, luego de limpiar el altar,
dispuse los elementos necesarios para enviarle la energía
puesto que tal vez el aire
que cuando llueve se acuerda
del caballo que una centella le mató
mientras pastaba la tarde
¿llegó?, ¿llegó?
Repetía el eco mientras se movía entre las piedras
sin rumbo fijo
en el sonido que las gotas pronunciaban al golpear la chapa.
No, quiere decir otra cosa:
encender una lámpara
en la casa desconocida.