“rojos de vapor los inquietadores / canjean ruidos por incertidumbres…” dice Jorge Montesino y expone, tal vez sin pensarlo el principio de su poética.
Rojo de Vapor es un largo poema en el que los impulsos de los sonidos, del juego rítmico, lleva a trastocar el sentido habitual del lenguaje, incluido el poético. El poeta, prestidigitador / inquietador, trueca sonidos por incertidumbres, y deja al mundo en suspenso entre su otra faz (la que no se ve con los ojos habituales) y la que podría ser la verdadera…
Experimental por excelencia, la poesía de Montesino rescata un trabajo de larga tradición en la poesía universal. La punta de la madeja remonta a Mallarmé, y la otra punta suele desembocar también en Mallarmé. En el caso de Rojo de Vapor parece ser así, pero por el medio pasa toda la tradición de la imaginería surrealista y la poesía coloquial de los años 50 / 60.
Hace mucho bien al proceso de nuestra poesía que se incorpore esta voz tan lúdica y libre. No por ser lúdica y libre solamente, sino porque su trabajo está sustentado por la sensibilidad estética y la intuición, características que nunca faltan en los poetas de verdad.
Asunción, mayo de 1991
Texto publicado en la contratapa
de la primera edición del libro “Rojo de Vapor y otros poemas”