No me reintegrás lo mismo,
Ese no soy yo,
Me asusta ese cúmulo de perversión,
brilla como el agua de la fuente.
Pero a fin de cuentas...
no es cierto que el temeroso provoca temor?
En el momento más atroz,
quito la mirada, hacia lo opaco.
Porque al menos, en este instante:
no quiero,
no deseo,
no me animo,
y le recelo:
a ese ida y vuelta.