Las dos de la mañana. Escucho la canción inventada por
un tartamudo.
Arnaldo Calveyra
Las diez de la mañana
Escucho la canción inventada por el agua
latiguillos asonantes sobre las baldosas del patio
La canción es minuciosa en la tarea de silenciar
al pájaro y a los escasos paseantes de la calle
Ahora la lluvia discurre con el aire y acuerdan sus espacios
en la intemperie
queda el agua que desea el íntimo silencio de la vida
en los interiores, queda el aire
y queda el hombre
y el canto del agua pone en su garganta
el deseo de cantar, siempre insatisfecho
y el hombre canta
Deja de ser un tartamudo entre el ruido de los días agitados