Esta lectura de La venganza del Pulga la realizó Pablo Márquez (*), quien presentó la novela en las ciudades de Salto (Uruguay), junto a Luis Do Santos, y Concordia, junto a Omar Lagraña, los días 08/09 y 01/12 del 2023 respectivamente.
La venganza del Pulga: la Literatura ante todo
La venganza del Pulga (Ápeiron Ediciones, 2023) es la largamente esperada nouvelle del escritor santafesino Fernando Belottini, ganadora de una Mención en el Concurso Bienal Premio Federal 2017, y que hoy tenemos el enorme gusto de presentarla aquí, en Concordia. La nouvelle, como decíamos (no tiene más que unas 75 intensas páginas), está estructurada en tres partes bien definidas por el propio autor a través de los títulos “Testimonio”, “Convivencia” y “Rubén”. Cada una de estas secciones cuenta con una alternancia de narradores y de líneas de acción que, no obstante, confluyen en un arco argumental cuyo sostén relativo es, precisamente, Raúl Paz, el Pulga.
El protagonista, a pesar de lo que podría, quizá, inducir a priori su mote, es un policía. Sin embargo, no es el típico detective o héroe de novela policial que se abre camino a fuerza de ingenio a lo Sherlock Holmes o a lo Miss Marple, y/o a golpes de puños como Samuel Spade. Tampoco es un investigador como el desencantado Mario Conde, de Leonardo Padura. En sí, es un escribiente o sumariante, cuyo terreno de acción es, justamente, estar detrás de un escritorio redactando informes, poniendo en palabras las declaraciones ajenas, y hasta ficcionalizando, dado que en ocasiones colabora, para parar la olla y darse algunos gustos, en el encubrimiento de algunas connivencias entre el comisario de su seccional y ciertos traficantes. Sin embargo, la presencia de delincuentes y policías, tal como ha insistido el propio Belottini, no nos coloca en sí en el plano de la novela policial o detectivesca, aun cuando nos encontremos como lectores frente a una investigación. El coqueteo con el género y los guiños, no obstante, están, aparecen, pero en un juego de auto- cancelación paródica, como luego veremos.
Si tenemos en cuenta que la Literatura (a mi juicio, la buena literatura, es decir, la que no desprecia al lector, la que le propone un juego) nunca es lo que parece, La venganza del Pulga tiene en esa línea cercanías, a su vez, con otros géneros fuera del policial, también históricamente considerados menores como este último por cierto sector de la crítica: historietas de revistas como D’Artagnan (explícito en el relato), la picaresca, el sainete, la farsa. Asimismo, La venganza… abreva en dispositivos y recursos más clásicos, como ser la pareja de personajes que buscan ser heroicos, pero que resultan condicionados y limitados en sus elevadas aspiraciones, y cuyo fracaso abre, incluso, ventanas de humor a costa del padecer de los propios protagonistas:
A través del discurso escrito, el sumariante cuenta la historia con el objeto de procurar el conocimiento de la verdad real. La habilidad de narrar es una destreza que se aprende y perfecciona con el estudio y el ejercicio. La práctica por sí sola no es suficiente, debe apoyarse en un conocimiento teórico...’. Dice el Manual que lo formó como policía. Quizás por eso Raúl Paz se presentó ante sí mismo y se propuso contar su verdad. Y también lo hizo convencido de que más tarde o más temprano debería devolver la condecoración que le habían dado. Él, que siempre soñó con ser un héroe, un héroe real. Las circunstancias que lo convirtieron en falso héroe ya no lo dejaban dormir y recurrió al testimonio escrito, a esa práctica que conocía bien, pensando tal vez que así se calmaría un poco y le dejaría de latir la sien (LVP: 13).
El Pulga Paz y el Sargento García constituyen, en ese sentido, una pareja progresivamente entrañable e inseparable, que irá elaborando un vínculo que recuerda a otras parejas de personajes memorables, como Don Quijote y Sancho, o el más obvio de Don Diego y Bernardo:
García escuchó entre sollozos el relato completo y comprobó que el mundo que percibía era (como se sabe) una mera representación, que siempre estamos lejos de la verdad, que así nos esforcemos por tener toda la información que queramos, la verdad (si existe) siempre estará en otra parte, que sólo vemos retazos y lo único que nos puede salvar es la intuición y alguna buena síntesis de los mensajes del Universo (LVP: 47).
El juego paródico y el fracaso en clave de sarcasmo de Paz y compañía son dispositivos narrativos que se conjugan con maestría por parte de Belottini respecto al aparente carácter trágico del Pulga. Raúl Paz, circunscripto a límites muy humanos y a pesar de las corruptelas que consiente, se mueve empujado por valores superiores de Justicia y, a pesar de sus fallos, igualmente pretende el Bien. El Pulga es un personaje ético, y no es el único: “Tenía la patada en el trasero puesta y desde ese lugar debía resistir. Es que, ante los nuevos acontecimientos, pensaron con García apuntar hacia el lado de la justicia o lo que ellos creían que era justicia” (LVP: 56). Como un héroe de Esquilo o Shakespeare, Paz queda atrapado entre fuerzas superiores a él mismo, que hacen que muchos de sus esfuerzos resulten inútiles y que clausuran las posibilidades de resolución propias de la novela policial clásica: la banda de los Azules, las mujeres (madre- hermana- esposa) y la Economía. Sí, la Economía es lo que marca el sino de una familia, de una localidad, de un país. No en vano Raúl Paz y su hermana, “la Belén, Pichuqui”, están unidos por un arco de casualidades financieras, a través de las que quedan atados al destino de toda la Argentina: el Pulga nace el 2 de abril de 1976, cuando el ministro de economía de la última dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, anuncia el denominado Programa de recuperación, saneamiento y expansión de la economía argentina; Belén, el 31 de marzo de 1991, cuando entra en vigor la Ley de convertibilidad del Austral promovida por Domingo Felipe Cavallo. Y en el arco ancho de casualidades, también podríamos incluir la fecha de la actual presentación de La venganza del Pulga, aquí, en Concordia: el 1° de diciembre de 2001 también Cavallo anunciaba la implementación del corralito bancario. No obstante, es una historia ubicada ficcional y espiritualmente en la República Argentina, donde las semánticas trágicas no dejan de caminar de la mano con la farsa, por lo que, aun siendo breve, es una narración que no deja de tener sorpresas y desconciertos hasta el enunciado final.
En conclusión, esta nouvelle, sencilla y compleja a la vez, es un homenaje, quizá sin proponérselo y ahí reside parte de su belleza, a la Literatura, en particular, y al placer mismo de la lectura, en general. Ello sin dejar de lado la vida misma y sus complejidades, al punto que uno de sus leitmotif es “nada es lo que parece”. Hablábamos de la particular relación entre Paz y García, lo que alimenta esa perspectiva tan barroca de La venganza del Pulga. Esta última habla de todos nosotros como latinoamericanos y, especialmente, de la argentinos debatiéndose siempre entre si romper con un círculo de obsesiones monetarias o perder por ello humanidad y sentido ético en el intento. Es una obra que se “resuelve” en la última línea, al borde, con el Pulga en un papel inesperado si tomamos en consideración el horizonte de expectativas que abre el título, aunque a la vez como consecución lógica de la propuesta narrativa. Por esto concuerdo plenamente con María Eugenia Faué quien ha afirmado que La venganza del Pulga es “una novela que merece ser llevada al cine”. Belottini construye un texto no exento de acción, de curso ágil, de giros inesperados, hacia el que confluyen otros textos; un relato para el que no existen “géneros menores”, sino la voluntad clara y decidida de configurar una buena historia y dejarnos “pistoneando” con numerosas interrogantes sobre el mundo. No se le puede pedir más, y no nos regala menos. A leerla.
(*) Nació en Salto, Uruguay (1976). Ha sido profesor de aula de Literatura y de Historia en liceos públicos de Salto, en el CeRP del Litoral y en el IFD "Rosa Silvestri". Forma parte del Grupo de Estudios Autobiográficos (GEA) del CFE, fundado por la escritora Mag. Prof. Helena Corbellini. Ha publicado artículos de crítica literaria en revistas de su departamento y en la Revista [sic], de la Asociación de Profesores de Literatura del Uruguay (APLU), y de Historia de la Educación en publicaciones de la Sociedad Uruguaya de Historia de la Educación. Tiene publicados dos poemarios: Muelle negro (Civiles Iletrados, 2020) y Puente (Yaugurú, 2022).