Los poemas de este libro germinaron en colonia san Bonifacio, tierra de Entre Ríos. Bonifacio (buen hacer), fue un monje benedictino nacido en Inglaterra, quien tuvo como destino evangelizar Alemania. Su instrumento evangelizador fue la palabra escrita, a inicios del 700 elaboró un tratado de gramática latina, en el cual despuntan declinaciones, oraciones, poemas, como el estudio de autores antiguos y los viejos gramáticos latinos. En su Ars grammatica creyó necesario enseñar por escrito la devoción a las letras como modo de vivir en el deseo de Dios. Otro cultor de esa gramática fue su coterráneo y contemporáneo Beda el venerable quien supo que el amor a las letras es un arte que compromete a las palabras como via regia o camino real a la belleza y a la gracia del Verbo. Ya que conocer la palabra, es decir, su gramática, su método y sus posibilidades, se convierte en sendero favorable para situarse en el enigma de lo humano y desocultar el misterio que es tratar de alcanzar a Aquel que me ha alcanzado primero.
De estos maestros cristianos de la gramática se nutrió la cultura monástica del Medioevo (siglos VIII al XII). La orientación de la literatura teológica monacal proviene de la Biblia y de los escritores como Bonifacio y Beda, de donde toman el lenguaje, los acentos y las imágenes. Esa gramática o lengua nueva se la llamó devoción al cielo. Los escritores monásticos se destacaron ante todo por su poder de evocación; su horizonte devocional fue la visión de la gloria que goza el Creador y sus ángeles. Vale citar lo que señaló el historiador Jean Leclercq:
el Medioevo monástico, aun siendo profundamente occidental y latino, está, al parecer, más cerca de Oriente que ese otro Medioevo, el escolástico, que florece por la misma época y sobre el mismo suelo que aquél.
Esta literatura monástica cristiana de pregustación del cielo y orientada a Oriente se gestó en el silencio de lo apartado y en el recogimiento de la contemplación como acto de fe, esperanza y amor. Como la poesía de Miguel Ángel Alfredo Vidal que es cosecha del apartamiento y la serenidad de colonia san Bonifacio. El escritor de este libro prosigue la senda monástica medieval, busca nombrar a Aquel que lo nombró primero, intuyendo que ese nombrar es mantenerse en presencia de lo nombrado: un afinar el tono en canto devocional.
Gonzalo Acosta Tito. Chañar, Federal, abril 2023.