Alambradores, Sebastián González. Editorial de Entre Ríos, 2021.
Por Matías González
Mansa novela se mandó el loco este. Gonzále y entrerriano tenía que sé. Le salió del quinto forro de lo güevo. Por eso lo redondita. A lo principio se hace el lindo, que ¡ay! que es una novela de voce, que le ató un algumento pa que no se le vuele. Y que la prosa buena no sé qué y no sé cuánto. Puro bolacero nomá. Buena como la gran verga le salió la prosa. De un tirón me bajé la cien hoja y un paquete de donsatur. Paré nomá pa hacé un pichí y pa calentar la pava… Parece que era maestro mayor. Por eso midió todo, le metió hormigón y a lo final: fratacho. Entró a muñequeá fino y lisita le quedó la prosa. Ni una juntura... Todo salvaje pero bien pi pi cucú. El gurí sabe. Si te hace una chimenea no te va a humeá. Después al asado hacetelo vo. Si no sabé leé o priender el fuego, ta, jodete. Cuchá, te voy a ilustrá así te dejá de andar con goludece: empieza con cinco mencho que se cagan bien de calor y embole en medio el monte. El patrón los deja ahí, pobre gurise, y no viene má. Por de pronto meta pala y poste y tironeá los alambre. Ya van arriba cuarenta pirulo y son pura hilacha. Y después dentran a esperá ahí, todo el día al cuete, y meta esperá nomá, como godó… como godó pero con más joda y pajereada y mucho mosquito. Qué mierda va a saber vo quién es godó. Duermen en una casilla de morondanga. Entran a retumbar los pedos y hay uno que ni pajiarse tranquilo lo dejan. No. No. Ni mamerto ni nada, dónde van a sacá chupi. Cuchá bien. Uno que le dicen el Mono va rajando la camisa para tené con qué limpiarse el culo, y no te digo cómo termina el Mono pa no cagarte la curiosidá. Cuando queré acordá empiezan a pijoterarse la yerba y el arró y lo poco que rascan. Y mientras tanto tené do que agarran pa el arroyito, dicen que van a pescá tarucha, pero se dan masa y dale cariño. Sabía vo que si hay arroyito y uno se pone a culeá se llama locu menu. Y al que describe todo se le dice… Cuchá bien: e-glo-guista. Y yo qué sé. La cosa tienen su nombre. Punto. Cacho gloguista el gurí este. Que te reí pajero. ¿Y si vo no culeá pa qué queré lo pajarito y la agüita que corre? Si tengo razón, tengo razón. Dejá jodé, cuchá. En el fondo todo espinillo y pajarito chico, pájaro grande, pero má en el fondo ta el tema sindicato, los curro y todo el porongueo. Y esto cinco pobre pajero viene a sé lo último de lo último. El menchito má flojo e flor de alcagüete y se escondió una pistola. Ademá tené también la parte pispicóloga, todo eso serio que anda al fondo el marote, que si es puto o no es puto. ¡Yo, no! So pajero vo, el personaje, digo. Es uno que no esiste, es fición nomá. Pa pajeriar. Cuchá. Dentro el libro tené los pensamiento pispicológico y tené el fogón, la estrellita y la hoja que caen de lo arbolito. Te entrá a lengüeteá la punta del dedo y pasá la otra hoja, y cuando te queré acordá, sobate. Entra a escasiá el morfi, entra a escasiá la pacencia y se pone julero. No te digo que se tajan la carne del culo como eso de la nieve, pero le andan cerca. Ahí ta todo: la misma biblia, fijate: paraíso, infierno, fruto podrido, muerte, castigación. Güeno, prohibido, ¿y yo qué dije? Mansa novela, concha su madre. La tendría que salvá una ditorial de buenosaire. Pero dejá nomá. Qué van a hacé eso jediondo. Con lo que le gusta la falopa, cualquier figurín prosa floja le tira unos peso y pumba, se dejan rompé el catálogo. Catálogo, goludo. Del Latín: Go-lu-dum. Mirá si no no íbamo a dar cuenta. Le encajan el sello de gromatología pero te venden pescao podrido. A esta sutancia, la del Sebastián González, la enselló por ahora la ditorial de entre río. Lindo paquetito, no te vaya a creer. Fotito, letrita ordenada. Se le descuajeringa por ahí algún renglón, pero güé, tampoco nos vamo a hacé lo puntijoso. Atrá saludan lo cajetilla de la gubernación. Eso picotean alto, se sacan la corbata para hacerse los comune y má pior se nota lo cogotudo. La raja del ojete bien derechita. Se la deben de hacé con plomada. Pero lindo libro, pajiero. Pa entrarle con mate y pucho un domingo al pedo. A lo final, sobate, se pudre todo y el que le dicen el Mono lo caga bien azote al alcagüetudo. A lo último faaaa: abrí lo ojo y aprontate. De lo cinco pajero quedan cuatro y má no te cuento, porque vo sabé lee. Y si no apriendé, no sea guampudo. Sei hora linda tuve yo ahí, en el monte, con los mencho, y me olvidé de todo: del milei caraeverga y hasta de la gurisa esa que me busta. No sé qué le picó en la argolla y no quiere sabé conmigo. Me hizo olvidá de todo, pero me hizo acordá de mucha cosa. El libro, digo. Y después entré a estirá la espalda. Tanto sentao tenía hecha moño. Pelé unas papa, corté morroncito y cuando juí a prender la hornalla taba mareao. Entré a sentí que seguía ahí, en el fogón, con ello. Me entró julepe, no vamo a mentí. Me acordé de Polilla, que dejó el chupi y le vino la deliración. Por la duda cacé la botella y me entré a mandar antídoto. Y ahí ni me va a creé: la voce del libro entraron a dar güelta y a saltá dentre el guiso como gurguja. Un guisito me hice, sí, mavále. De seguro que si el libro salía en güenosaire ya tenía treinta reseña chupándole el ojete. Y hasta capá le hacían un cótel en alguna jedencia. Pero dejalo ahí nomá al paquetito este, cerca el río, que si no lo empuja la corriente se va hacé camino solo, a machetazo, o grito pélao, nomá, como el chajá. Alambradores, acordate. Y si no te gusta agarrá el telefonito y lo acaricia con el dedito así, todo el santo día, hasta que te quedé bogólico o te jieda bien el culo. Yo por mí, listo. Al libro le pongo lique o corazón. O pulgar bien parado, como te gusta. Al autor, decí vo? Noooo: na que ve. Por lo gonzále, decí? Faa: mansa guasca iba a tené los bisagüelo. Para primo ya tengo uno cuanto, cornudo y cagadore. Vichijié ahí porque se ganó la Fray Mocho, una flor de carrera. O te la pensá que voy a andar como ustede, que hacen ronda pa babearse la media. Y güeno no sé qué má. Ya ta. Y si no te gusta me chupa bien la rayita. Pero qué decí, pajero. Para concha tenemo tu hermana. Yo nomá le digo rayita al aujerito que tengo en la punta e la verga. Al que me jetonee un comentario de lejo, me voy de una disparada y le arremango la jeta de una piña. Pero si leé y te gusta vení, vení, vení nomá que te doy un besito.
Ahh, te entró a picá. ¿Éste? Ni en pedo. Capá me viste cara de tu novio. De biblioterato también. Comprate. Tené un lindo almacén por armagro, buscá en gugu map. Salvaje Federala o así. No vamo a decí que no hay cosa humilde, tené regionale y salamín: pero no te venden pescao podrido. Sí, ahí, cerca e casa. Aunque yo estoy más para el lado de placita serrano.
Autores de Concordia