Quién era el poeta?
Ahí tenemos sus palabras medidas
para saberlo.
Pero el poeta está desnudo,
está ajeno,
nada
lo coloca junto a los suyos.
Está excluido:
es el hombre imposible,
el huésped de la vida
a quien los poderes y las alegorías
no corrompen.
Por eso entrega sus huesos solamente
al homenaje.
Porque si estuviera vivo
una pálida sonrisa se posaría
en sus labios
y ninguna palabra pronunciada
lo conmovería.
Tal vez limpiaría sus lentes con minucia
y volvería a sus páginas
donde nadie lo acompaña, es cierto,
pero que son su único tesoro inexpugnable.
Allí donde toda mundanidad
se opaca y cae.