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                                                                                A Doña Sylla Silva De Mas y Pí
                                                                                En su álbum


Si de estas cuerdas mías, de tonos más que rudos, 
te resultasen ásperos sus rendidos saludos, 
y quieres blandos ritmos de credos idealistas, 
aguarda delicados poemas modernistas 
que alabarán en oro tus posibles desdenes, 
coronando de antorchas tan olímpicas sienes, 
devotos de la blanca lis de tu aristocracia, 
con que ilustro los rojos claveles de mi audacia, 
o espera, seductora, decadentes orfebres 
que graben tus blasones en sus creadoras fiebres: 
Yo trabajo el acero de temples soberanos: 
los sonantes cristales se rompen en mis manos. 

Como un deslumbramiento de rubias primaveras 
irradian y perfuman las dichas prisioneras 
de todos tus encantos. ¡Oh, poemas paganos! 
Heroína y señora de rondeles galanos: 
para que siempre puedas orquestar tus mañanas 
calandrias y zorzales mis selvas entrerrianas 
te ofrecen en mis trovas. ¡Que en todos los momentos 
te den las grandes liras sus más nobles acentos, 
y revienten las yemas donde el Placer anida, 
en las exaltaciones gloriosas de la Vida 
que surgen en el cálido Floreal de tus horas 
como un Carmen de auroras, eternamente auroras!

                                                  A Juan José de Suiza Reilly

Al astrólogo ensueño, sus novias: las estrellas, 
contáronle el secreto de unas cosas tan bellas 
que un ruiseñor lunático, que cantaba a las rosas, 
puso en sus sinfonías esas extrañas cosas. 

Era un noble pronóstico, que, enigmáticamente, 
irradiaba su verbo, como un límpido oriente 
en gestación de soles. (Quizá una profecía 
de los magos geniales en blanca epifanía). 

Eran graves promesas. Era un coro de astros 
que dejaba en la pauta sus luminosos rastros: 
Yo, en mi musa salvaje, los evoqué, y entonces 
hablaron las estrellas con la voz de los bronces. 

Y así ritmo un saludo. Si hallas la canción dura, 
es porque cada estrofa tiene algo de armadura, 
que al corazón resguarda de la flecha amistosa: 
la que al clavarse, a veces se vuelve ponzoñosa. 

Tal vez en el Envío que trabaja mi mano 
me ayuda Perogrullo ¡tan ingenioso y llano! 
... Son versos como zarzas, pero hay en sus rudezas 
muchas síntesis bravas de temidas bellezas. 

La epopeya del triunfo se ha anunciado sonora, 
al galope del rojo centauro de la aurora, 
que llega, como heraldo de la ciudad lejana, 
precursor del saludo, del laurel y la diana. 

Floraciones de músicas en un carmen de gloria 
divulgan los clarines la futura victoria, 
pues, sobre nidos de águilas se ha soñado la lumbre 
de las teas clavadas en la más alta cumbre. 

Desfilan en el biógrafo del recuerdo entusiasta, 
los residuos amargos de la sufriente casta: 
tus vagabundos trágicos, tus tristes heroínas: 
testas de manicomios, cuellos de guillotinas; 

tus perros soñadores, con nostalgias de luna, 
la historia de la humana pasión donde se aduna 
el delito y el beso, la amada y el suicida 
que se fue de la reja y después de la vida; 

tus asesinos bárbaros, apóstoles del crimen, 
tus pobres Margaritas que jamás se redimen, 
tus poetas borrachos, con hambres de apoteosis, 
tus Nietzsches de presidios en celdas de neurosis... 

Y lo demás y todo... La herida de la pena, 
que tiene tintes rojos para cada azucena, 
y el último lamento del niño moribundo 
que fue como un andrajo flotando sobre el mundo. 

Y lo que no harás nunca: lo que ocultó su clave, 
tal alma que al cerrarse se guardara la llave, 
lo que dejó la vida, por infame y monstruoso, 
en una frase trunca de gesto doloroso. 

...Sea tu credo, hermano, mezcla de luz y acero: 
el triunfador es bravo y es duro el justiciero, 
porque la bondad misma, no es sino el espejismo 
que esconde el burgués sello del señor Egoísmo. 

Así, mantén tu lema: fuerte como la muerte, 
para siempre in eternum , porque ya de esa fuerte 
raza de Don Quijote vamos quedando pocos: 
¡no hablaron de los vientres los Zarathustras locos! 

Acometen serenos los modernos andantes, 
que aun medran soberbios vestigios y gigantes. 
¡Cabeza y brazo para realizar el empeño: 
si Rocinante es torpe que venga Clavileño! 

Den, sin temor, ejemplos de viriles acciones 
delante de las jaulas de todos los leones 
y el burlador cobarde que se clave en la frente 
las bellezas normales que le hacen ser hiriente. 

Buscando los peligros, en ignoradas sendas, 
no sabrán las heridas de femeniles vendas, 
pero, eso sí, las lanzas, señores caballeros, 
encontrarán molinos y, aun mucho más, carneros, 

entuertos y prejuicios, y otros añejos males, 
bellacos, malandrines, follones, hidetales 
y toda la caterva del torvo Encantamiento 
que ha hecho del abdomen Ideal y Pensamiento. 

...Compañero: ¡levanta, coronando imposibles, 
el quijotismo, y lleva, como armas invencibles, 
cuando emprendas alguna simbólica salida, 
el genio por escudo, y por blasón la vida!