Hoy ha tosido mucho. Van dos noches
que no puede dormir; noches fatales,
en esa oscura pieza donde pasa
sus más amargos días, sin quejarse.
El taller la enfermó, y así, vencida
en plena juventud, quizás no sabe
de una hermosa esperanza que acaricie
sus largos sufrimientos de incurable.
Abandonada siempre, son sus horas
como su enfermedad: interminables.
Sólo a ratos, el padre se le acerca
cuando llega borracho, por la tarde...
Pero es para decirle lo de siempre,
el invariable insulto, el mismo ultraje:
¡le reprocha el dinero que le cuesta
y la llama haragana, el miserable!
Ha tosido de nuevo. El hermanito
que a veces en la pieza se distrae
jugando, sin hablarle, se ha quedado
de pronto serio como si pensase.
Después se ha levantado, y bruscamente
se ha ido, murmurando al alejarse,
con algo de pesar y mucho de asco:
—Que la puerca, otra vez escupe sangre.
(De: Misas Herejes, 1908)
La presente antología fue realizada en base a la siguiente edición: “CARRIEGO, Evaristo; Poesías completas”; Editorial Universitaria de Buenos Aires, Eudeba, 1968.”
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