CLAVEL BLANCO

 

Bajo los cirios pálida, sólo cenizas, fría

Aquella suave brasa de amor, esposa mía…

 

Yo puse un clavel blanco –sueño final- caído

Sobre su silencioso corazón sin latido.

Largamente posáronse mis llorosas miradas:

Sus párpados cubrían estrellas apagadas;

Jazmines de su frente, rosas de sus mejillas,

Todo secó la muerte de manos amarillas;

En un reflejo pálido, en una línea dura,

Se había convertido su boca de dulzura;

Y brazos no tenía…ocultos en la caja,

Ceñidos para siempre por fúnebre mortaja…

¡Y penetré en el dédalo de sombra en que me pierdo;

Se abría con su tumba la vida del recuerdo!

 

 

                            II

 

Un día, una mañana radiante sobre todas,

Todavía con besos de la noche de bodas;

en plenitud de vida, de ilusión y esperanza,

Brillando en nuestros dedos el oro de la alianza,

Resolvíamos juntos el dichoso problema

Del hogar que nacía, del jardín y el poema…

¡Mágico amor que tiene la sutil argamasa

Con que liga los sueños y edifica la casa!

Y la planta primera fue de claveles rojos;

Estaba primavera fulgurando en los ojos;

Ella hendía los velos del porvenir oscuro;

El clavel iniciaba nuestro jardín futuro;

Uníase el instante con el designio expreso…

¡Andaba por el mundo la sugestión del beso!

 

 

                          III

 

Todo pasó…la vida de dos que se han querido

Se deshace en el viento como se rompe un nido.

Rige nuestros destinos la adusta ley suprema

Que hace brillar los cirios y ensombrece el poema;

La que enciende y apaga las lámparas de amor

Y abre camino al fruto cuando muere la flor.

¡Oh pálida adorable bajo los cirios presa,

Tu recuerdo acaricia, tu dulce nombre besa;

La madre –lo era toda- suavísima destella,

En su raíz de sombras el nardo de una estrella;

Su voz tiembla en las sílabas del íntimo secreto:

Claveles para el hijo, claveles para el nieto!