NOSOTROS

                                                          A mis camaradas de encierro
 
No queremos la calma del lago que refleja sin venir ni irse,
rechazamos la seriedad opaca de los planetas habitados.
Somos estrellas, extinguidas o no, pero que brillan en la noche
de este firmamento a ras de tierra, a ras de angustia.
Escribimos o callamos, reímos o las lágrimas nos exhiben
pero el estar cada uno a solas con nuestro cada uno
nos salva y condena reiterada, alucinadamente.
Estamos solos o locos, da lo mismo, entre enfermos
                                                                  [diplomados
de médicos y psicólogos que fracasan si nos enfrentan
con drogas o preguntas pues nos sobra lo que les falta.
Inocentes y feroces deambulamos por sangre y pasillos
buscando lo que poseemos y ellos pretenden quitarnos;
negándonos a crecer porque detestamos ser adultos.
Nosotros, los niños crueles y puros gritamos con voz
o silencio pero jamás aceptaremos el infierno
de los profesionales de negar el paraíso.
Nosotros somos fieles a las leyes naturales de la vida.