OH, EL MAR DE LOS GEMIDOS, EL MAR...
Oh, el mar de los gemidos, el mar...
que aparece siempre, sin fin,
aún "debajo" de las mismas doncellas del minuto...
Pero quién dijo, quién,
que es "de rosa", fatalmente, el regreso a las raíces,
del río del aire?
No son aquellas, acaso, como Ofelias que se niegan,
últimamente, al "descenso",
con su imposible de florecillas
en la palidez de Noviembre?
Hombres míos, oh, si las manos de este mundo
terminaran por unirse
para alzar, naturalmente, las agonías que nos "tocan"…
y si, entonces,
en un respiro de la piedad,
hacia arriba,
la piel, por poco, a los pies,
al empezar, ella, a desplegarse humildemente
en la rosa de las dimensiones,
o en la cruz de las dimensiones, si queréis...
de todas las dimensiones:
si, entonces,
se hubiese de asistir a aquellas niñas
que asimismo se hunden,
—recuerdos, ya, de pétalos,
o solamente una mirada que desvanece el oeste
y flota hasta su lágrima?
Asistirlas de alguna manera,
cuando el "hilo", a pesar de todo, no consiente,
y se diría pide
no se sabe qué varilla para enhebrarse, todavía,
al sentimiento del éter...
Asistirlas...
lejos, por un suspiro, de la ribera de los grillos,
ay, bajo el flujo
del anochecer de crecida o de éste de las quenas
que accedería, recién, al "tiempo",
aunque negándolo a medida de los ahondamientos, tal vez,
por duraciones de eternidad...
Asistir a aquéllas sin nadie, también,
sin nadie:
sílfides de las nubecillas ?
quizás...
o sílfides de ese amarillo
de más allá?
tal vez...
pero en el destino, nada más, de otra de las corrientes
de la profundidad única...
en el destino, pues, de las olas del "aquí"
deshaciéndose, quizás,
contra el silencio de los ángeles...
Sin nadie, aquéllas, bajo los "devas"... sin nadie:
tal vez...
sin nadie...
en su "mar"
y sobre este mar...
O en qué vacío, ah, en cuál
si esta pared de la lástima que no concluye de alisarse
más no concluye de subir,
y se resuelve, repentinamente, en una ceguedad de avenida
al asalto del crepúsculo...
si esta agua, así,
del "juicio",
debe de exceder esos "espíritus",
y la nada, consecuentemente, de unos cabellos de soledad,
o de unos cabellos de trans-jardin...
huyendo,
ahora,
huyendo,
huyendo, quizás, en la huida de su frío,
entre las uñas que desgarrarán, aún, el suyo...
y menos que esa transparencia
que siquiera encuentra su sonrisa por allí...
menos,
tal vez,
en seguida...
menos que ésa,
entre las presiones de las súplicas...?
En qué vacío,
luego,
en cuál?
Oh, el mar de los gemidos, el mar...
que aparece siempre, sin fin,
aún "debajo" de las mismas doncellas del minuto...
Pero quién dijo, quién,
que es "de rosa", fatalmente, el regreso a las raíces,
del río del aire?
No son aquellas, acaso, como Ofelias que se niegan,
últimamente, al "descenso",
con su imposible de florecillas
en la palidez de Noviembre?
Hombres míos, oh, si las manos de este mundo
terminaran por unirse
para alzar, naturalmente, las agonías que nos "tocan"…
y si, entonces,
en un respiro de la piedad,
hacia arriba,
la piel, por poco, a los pies,
al empezar, ella, a desplegarse humildemente
en la rosa de las dimensiones,
o en la cruz de las dimensiones, si queréis...
de todas las dimensiones:
si, entonces,
se hubiese de asistir a aquellas niñas
que asimismo se hunden,
—recuerdos, ya, de pétalos,
o solamente una mirada que desvanece el oeste
y flota hasta su lágrima?
Asistirlas de alguna manera,
cuando el "hilo", a pesar de todo, no consiente,
y se diría pide
no se sabe qué varilla para enhebrarse, todavía,
al sentimiento del éter...
Asistirlas...
lejos, por un suspiro, de la ribera de los grillos,
ay, bajo el flujo
del anochecer de crecida o de éste de las quenas
que accedería, recién, al "tiempo",
aunque negándolo a medida de los ahondamientos, tal vez,
por duraciones de eternidad...
Asistir a aquéllas sin nadie, también,
sin nadie:
sílfides de las nubecillas ?
quizás...
o sílfides de ese amarillo
de más allá?
tal vez...
pero en el destino, nada más, de otra de las corrientes
de la profundidad única...
en el destino, pues, de las olas del "aquí"
deshaciéndose, quizás,
contra el silencio de los ángeles...
Sin nadie, aquéllas, bajo los "devas"... sin nadie:
tal vez...
sin nadie...
en su "mar"
y sobre este mar...
O en qué vacío, ah, en cuál
si esta pared de la lástima que no concluye de alisarse
más no concluye de subir,
y se resuelve, repentinamente, en una ceguedad de avenida
al asalto del crepúsculo...
si esta agua, así,
del "juicio",
debe de exceder esos "espíritus",
y la nada, consecuentemente, de unos cabellos de soledad,
o de unos cabellos de trans-jardin...
huyendo,
ahora,
huyendo,
huyendo, quizás, en la huida de su frío,
entre las uñas que desgarrarán, aún, el suyo...
y menos que esa transparencia
que siquiera encuentra su sonrisa por allí...
menos,
tal vez,
en seguida...
menos que ésa,
entre las presiones de las súplicas...?
En qué vacío,
luego,
en cuál?