¿POR QUE?
Por qué la sombra del tiempo,
por qué,
en una como mirada, fuera ya, de él,
y de que nacen unas briznas
sobre unos lucerillos
de gnomos?
La sombra?
La sombra de la “danza” solamente
o la de un tejido desgarrándose?
El espectro de la rueda de la necesidad
que no deja nada,
nada,
fuera de sus dientes ?..
Las cosas y las otras vidas de la cadena
podrán excederse, alguna vez,
—por qué gracia o por qué espíritu que las vacíe de sí?—
podrán excederse
hasta llegar a ser, también,
el cauce de esa eternidad
que recién
ha de liberarlas, asimismo?
Pero hasta cuándo, hasta cuándo, la soledad de los "momentos",
al parecer
sin ángel y sin ánimos...
hasta cuándo,
sangrando, oscuramente, en las puntas de su aire?
—Y qué dices de las manitas
que a nuestro lado piden
y se quedan
más acá de la "contemplación",
tendiéndose para asir lo que les tira el "minuto"
en una cascarilla
que no llegará a tocar fondo, no?
Qué dices tú de estas raicillas que nacen
de otro vacío
en la desesperación de negarlo,
y permanecen, del revés, en la orilla del celeste
de Dios,
y no conocen otro vértigo
que el de ese vacío?
Qué dices de los seres que debían
ser todos uno con su juego
y se les parta hacia una “duración” solo de vísceras
a lo largo de los jardines
Qué dices de los que debían aquí, ahora, aquí,
en un siempre de aquí,
unir, justamente, el tiempo y la eternidad?
Y por qué, pues, al segregarlos
se termina, especularmente, en unos reflejos que no se juntarán
ya que una luna los fija... ?
reflejos
de lo que sería sería unos amantes que se beben
en su ola
fuera del cauce
la pareja que vive y muere, también, en una chispa que abre
los imanes de Octubre...
o si lo prefieres: la sed y los racimos que se funden
más allá del estío
en unos labios que no saben... ?
O el héroe y la enredadera bajo el confín, aún,
y en el zodíaco, de las guías,
deshojándose
ya…?
O en lo cotidiano, diría
la sonrisa que pasara por una lluvia
y se devuelve
filialmente
al sonido de que se desplegó
el mar... ?
O la hojilla que amanece
sin amanecer… ?
O el acuerdo que se descubre, desde casi la nada
en el secreto que no tiene
edad...?
O todavía el quehacer que increíblemente se liga, enjugándose,
con el de las abejas del éter... ?
O nuestras cinco puertecillas sin sus cenizas, una vez,
o sin las acumulaciones de la rutina,
dando, naturalmente,
tras el rayo del deshielo,
sobre la azucena sin contradicción...
O —para resumir, si quieres— esos vínculos con alguien o con algo,
de repente,
o sobre los hilos que tal vez viniera adelgazando
la fuente de nuestra noche...
esos vínculos
ante el deslizamiento de una vida que no es ésta, no...?
Pero por qué el desdén para lo que se obstina y obstina
hasta el perfume
en la subida desde las oscuridades y los lazos
del mantillo?
O el desvío hacia la prueba que no llega para que luego llegue
la flor?
Y no es lo que pasa lo que justamente tiene alas
para la melodía
o para ese silencio de unas gamas de por ahí,
que nos llena de campanillas
el rocío de nuestra penumbra dividiéndose hacia él,
infinitamente hacia él,
bajo un "deshora" de lianas?
Y lo que huye,
no es, acaso, lo que buscas o lo que te seduce
desde la nieve de la onda?
Y esa nube que cae,
no es la que pone de pie a lo desconocido
ahilándolo de su sueño?
Y esa que viaja,
no es tu vida en chinelas a bordo de los segundos
de un celeste
que fluye de sí pero que está encima de sí.
o no es el desasimiento,
ella,
de lo que, a escondidas, iba echando las llaves
contra lo que continuamente viene a ti
desde el frío
y te llama...
o contra la visita de tus propias lejanías
en esos relámpagos
que precisamente te muestran a ti mismo
en el azul de tu condición?
Mas no habría en tu anhelo algo como la timidez
ante el desgarramiento de la seda
para los relevos de la intemperie
o el cumplimiento, aún mismo, de su turno de muselinas,
o de esa "aura",
mejor,
que sólo ha de titilar sobre el hechizo, buscándose?
O la ironía de una fe que retrocede ante los mismos
avatares de su “regreso”
o de su "iniciación"?
O una especie de "estremecimiento" delante de los "monstruos"
que, además,
no persisten más que los iris...
y que habría que atravesar en todo caso con esa hoja que no se ve
en la esgrima del "Centro"?
O la debilidad, todavía, sobre los bordes de los precipicios
a que llevaran los tapices?
—Pero la melancolía del "río"
es una llaga que no puede acceder a cabrilleos
de lirios
porque es el surtidor de otras capas que las de unos sentimientos,
en fin de cuenta, de "familia"...
Y quién dice que el amor
que trascendiera, naturalmente, la dulzura que no quiere saber
del invierno,
hacia lo invisible que se deshace en una sombra
de gritos
bajo la misma "ceguedad" que abre continuamente al lado, es cierto,
unas pupilas de nepeas...:
quién dice que el amor
no sería también la asunción de la raíz o las raíces?
Aunque…
ahí, ahí están esas garritas que no pueden sino "asumir"
lo que les despiden las verjas,
y que no podrían avenirse, no, a una "nada" de condenación.
Verdad es que desde el mundo de "arriba"
se fuerza a la "pálida",
a partir del seno mismo de la que iría a contradecirla,
pero que madura unos huesillos, sólo,
"sin camisa", ciertamente,
ella,
y a la margen...
Oh, se la fuerza desde lo alto de las togas y de eso que las mide:
la profundidad de las "cajas"...
Oh, no la conllevan todos, todos, según la ninfa que serían
para la mariposa del límite...
No todos, no
Ni es de luna, indefectiblemente, por el camino de los escalofríos
y de los ladridos
para cortar, maeterlinkianamente, un hilo...
—Mas, si pudiésemos responder hasta a las hijas de la vibración
no lo haríamos luego de "salvarnos"?
Por qué no comenzar, de cualquier manera, la “salud”
humildemente, con todos?
No está el sentido, ahora, en el "nosotros" de aquí,
hasta el ajuste, exactamente,
de los pasos sobre el alambre que los ha de conducir
del otro lado de la "fatalidad",
donde el destino, recién, recién, lo mismo que el atardecer,
respiraría con unas flautas...?
Por qué la sombra del tiempo,
por qué,
en una como mirada, fuera ya, de él,
y de que nacen unas briznas
sobre unos lucerillos
de gnomos?
La sombra?
La sombra de la “danza” solamente
o la de un tejido desgarrándose?
El espectro de la rueda de la necesidad
que no deja nada,
nada,
fuera de sus dientes ?..
Las cosas y las otras vidas de la cadena
podrán excederse, alguna vez,
—por qué gracia o por qué espíritu que las vacíe de sí?—
podrán excederse
hasta llegar a ser, también,
el cauce de esa eternidad
que recién
ha de liberarlas, asimismo?
Pero hasta cuándo, hasta cuándo, la soledad de los "momentos",
al parecer
sin ángel y sin ánimos...
hasta cuándo,
sangrando, oscuramente, en las puntas de su aire?
—Y qué dices de las manitas
que a nuestro lado piden
y se quedan
más acá de la "contemplación",
tendiéndose para asir lo que les tira el "minuto"
en una cascarilla
que no llegará a tocar fondo, no?
Qué dices tú de estas raicillas que nacen
de otro vacío
en la desesperación de negarlo,
y permanecen, del revés, en la orilla del celeste
de Dios,
y no conocen otro vértigo
que el de ese vacío?
Qué dices de los seres que debían
ser todos uno con su juego
y se les parta hacia una “duración” solo de vísceras
a lo largo de los jardines
Qué dices de los que debían aquí, ahora, aquí,
en un siempre de aquí,
unir, justamente, el tiempo y la eternidad?
Y por qué, pues, al segregarlos
se termina, especularmente, en unos reflejos que no se juntarán
ya que una luna los fija... ?
reflejos
de lo que sería sería unos amantes que se beben
en su ola
fuera del cauce
la pareja que vive y muere, también, en una chispa que abre
los imanes de Octubre...
o si lo prefieres: la sed y los racimos que se funden
más allá del estío
en unos labios que no saben... ?
O el héroe y la enredadera bajo el confín, aún,
y en el zodíaco, de las guías,
deshojándose
ya…?
O en lo cotidiano, diría
la sonrisa que pasara por una lluvia
y se devuelve
filialmente
al sonido de que se desplegó
el mar... ?
O la hojilla que amanece
sin amanecer… ?
O el acuerdo que se descubre, desde casi la nada
en el secreto que no tiene
edad...?
O todavía el quehacer que increíblemente se liga, enjugándose,
con el de las abejas del éter... ?
O nuestras cinco puertecillas sin sus cenizas, una vez,
o sin las acumulaciones de la rutina,
dando, naturalmente,
tras el rayo del deshielo,
sobre la azucena sin contradicción...
O —para resumir, si quieres— esos vínculos con alguien o con algo,
de repente,
o sobre los hilos que tal vez viniera adelgazando
la fuente de nuestra noche...
esos vínculos
ante el deslizamiento de una vida que no es ésta, no...?
Pero por qué el desdén para lo que se obstina y obstina
hasta el perfume
en la subida desde las oscuridades y los lazos
del mantillo?
O el desvío hacia la prueba que no llega para que luego llegue
la flor?
Y no es lo que pasa lo que justamente tiene alas
para la melodía
o para ese silencio de unas gamas de por ahí,
que nos llena de campanillas
el rocío de nuestra penumbra dividiéndose hacia él,
infinitamente hacia él,
bajo un "deshora" de lianas?
Y lo que huye,
no es, acaso, lo que buscas o lo que te seduce
desde la nieve de la onda?
Y esa nube que cae,
no es la que pone de pie a lo desconocido
ahilándolo de su sueño?
Y esa que viaja,
no es tu vida en chinelas a bordo de los segundos
de un celeste
que fluye de sí pero que está encima de sí.
o no es el desasimiento,
ella,
de lo que, a escondidas, iba echando las llaves
contra lo que continuamente viene a ti
desde el frío
y te llama...
o contra la visita de tus propias lejanías
en esos relámpagos
que precisamente te muestran a ti mismo
en el azul de tu condición?
Mas no habría en tu anhelo algo como la timidez
ante el desgarramiento de la seda
para los relevos de la intemperie
o el cumplimiento, aún mismo, de su turno de muselinas,
o de esa "aura",
mejor,
que sólo ha de titilar sobre el hechizo, buscándose?
O la ironía de una fe que retrocede ante los mismos
avatares de su “regreso”
o de su "iniciación"?
O una especie de "estremecimiento" delante de los "monstruos"
que, además,
no persisten más que los iris...
y que habría que atravesar en todo caso con esa hoja que no se ve
en la esgrima del "Centro"?
O la debilidad, todavía, sobre los bordes de los precipicios
a que llevaran los tapices?
—Pero la melancolía del "río"
es una llaga que no puede acceder a cabrilleos
de lirios
porque es el surtidor de otras capas que las de unos sentimientos,
en fin de cuenta, de "familia"...
Y quién dice que el amor
que trascendiera, naturalmente, la dulzura que no quiere saber
del invierno,
hacia lo invisible que se deshace en una sombra
de gritos
bajo la misma "ceguedad" que abre continuamente al lado, es cierto,
unas pupilas de nepeas...:
quién dice que el amor
no sería también la asunción de la raíz o las raíces?
Aunque…
ahí, ahí están esas garritas que no pueden sino "asumir"
lo que les despiden las verjas,
y que no podrían avenirse, no, a una "nada" de condenación.
Verdad es que desde el mundo de "arriba"
se fuerza a la "pálida",
a partir del seno mismo de la que iría a contradecirla,
pero que madura unos huesillos, sólo,
"sin camisa", ciertamente,
ella,
y a la margen...
Oh, se la fuerza desde lo alto de las togas y de eso que las mide:
la profundidad de las "cajas"...
Oh, no la conllevan todos, todos, según la ninfa que serían
para la mariposa del límite...
No todos, no
Ni es de luna, indefectiblemente, por el camino de los escalofríos
y de los ladridos
para cortar, maeterlinkianamente, un hilo...
—Mas, si pudiésemos responder hasta a las hijas de la vibración
no lo haríamos luego de "salvarnos"?
Por qué no comenzar, de cualquier manera, la “salud”
humildemente, con todos?
No está el sentido, ahora, en el "nosotros" de aquí,
hasta el ajuste, exactamente,
de los pasos sobre el alambre que los ha de conducir
del otro lado de la "fatalidad",
donde el destino, recién, recién, lo mismo que el atardecer,
respiraría con unas flautas...?