PRIMAVERA DE SOPLOS
(Para Hugo Gola)
...De ella, pues, de ella, la respiración... de ella bajo la medianoche
que palidecía, no?
en un rubor de velos.. . ?
Azahares, pues
de aquí...
estos azahares, sólo, en los cabellos de la muchachita?
…Y corría, ella, de pronto,
corría para escapar aún a ese perfume que, muy cercanamente, la ceñía
de novia...
cuando hubiera querido permanecer,
todavía,
en soledad con el misterio que la languideciera
en la otra luna
sobre un atardecer de élitros?
Oh, amigo, nos dijimos, verdad? que ese alentar ya no latía, no,
el frío del vuelo,..
y —en silencio, tal vez— que la respiración seguía, al parecer, las medidas
de ese pudor al aire
que huía de improviso y se detenía de improviso,
también,
en un anhelo, aún,
de agua...
y que la niña, a fuer, naturalmente, de niña,
confiaba, acaso, demasiado,
en esa cabellera que le florecía, ahora, de ella misma,
pero que la desvestía
al ondular, así, como desde el pistilo...
y ello fuera de esa
locura de seda
que la seguía, por minutos, la seguía, ya, a ella,
la seguía...
en una estela de mantilla...
mientras la turbación, aquélla, bajaba y bajaba ojos de niebla,
y no concluía de confundir
y de extenuar
nos sentimientos de rosa…