Siempre es en ella el tiempo rosa del duraznero.
Para vivir de nuevo con hadas y con flores,
es bueno hallarla cuando
ya el corazón con tarde igual que sol se pone.
Quien por sus manos sabe cómo aprietan las rosas;
quien advierte en sus ojos ensueños de colores,
se tendiera a su lado
a que le mire como mirara a un horizonte;
a comenzarle un cuento: — Y esta era un hada rubia
a bordo de la nube musical de tu nombre.