Vi esta mañana
una mariposa amarilla
entre las chapas y las paredes
El viento de la noche la trajo
Pálida
en la primera luz
no termina de irse
Pequeños patos salvajes
pasan
sobre la ciudad
Su silbido
en mis noches de insomnio
Los árboles y la tierra
parecían los mismos
De lejos venía
el ruido de la trilla
y en el cielo de sol
las bandadas
de palomas de la virgen
No se vuelve
No se parte
La garza blanca por el cielo
siguiendo la línea del río
los arroyos afluentes
y los naranjos
se iban por la ventanilla del tren
Y vos recostada
en el ángulo de la ventanilla y el asiento
sonreías contenta
ensimismada en el viaje y el destino
Lanzados desde el sin principio
hacia el sin fin
llevamos la muerte y sonreímos
Durante la noche bebimos
cerveza bien fría
y cuando llegamos
llovía ya un poco
dijiste:
“Se sentía el olor de la lluvia”
¿Qué se hizo de mi rastro
cuando el viento caliente removió el polvo
y dónde estaba yo
cuando se levantó la parte de las colinas
y se hundió la parte de los ríos?
Con una voz me dije:
vos y tus dudas
se hundirán
en un oscuro remolino
para siempre
Un poco de sangre caliente
hundida en las aguas turbulentas
No podrás ver
las altas barrancas
desde donde hombres y mujeres
miran pensativos
el ancho río
Y toda esa agua desembocando
hacia Buenos Aires
y en Zarate el Ferry Boat
y el agua aceitosa anunciando
los picos altos de las fábricas
Me senté en la orilla a mirar
cómo pasa el Ferry Boat
blanco y largo sobre las aguas turbias
Y a mis espaldas
la otra voz decía:
Canta, canta calandria mía
la hilera de los durazneros
está rodeada de escombros
y bajo el sol del verano
en los pajonales
— frágiles y secos cantores —
la furia de los caranchos
ronda las vacas muertas
Canta, canta Calandria mía
Y de nuevo la tierra levantándose en polvo.
El asfalto se vuelve
gris brillante al mediodía
Me imagino que lo cruzas
en esa ciudad sin veredas
tan lejos
agitado y sudoroso en medio del tráfico
Si estuvieras aquí
estaríamos
a la sombra de la casa de altos
mirando cómo se levanta
el vaho de la ciudad