LOS SÍMBOLOS

Existe un jardín de la memoria: mirad sus plantas
mojadas en la lluvia incesante, acercad el rostro ahora
a una hoja áspera y húmeda desde el suelo
contemplad cómo se levantan desde sus raíces
los monumentos que la vegetación cubre con su olvido.
Existe otro jardín sin embargo
más cerca, al lado de uno: impenetrable en sus huesos
y sus órganos secretos, allí la vida parece ver sus 
relaciones
aunque se nutre solo, anda y goza en los momentos
separados.
(Sólo el enfermo ve su cuerpo en la transparencia
necesaria,
sólo en la fiebre, el enfermo adivina el rostro de esa esfinge
que se desmorona)
Lo cierto es que allí, la destrucción se cumple.

De: Destrucciones y un jardín de la memoria (1965)