Comencemos por entendernos
este no es un poema de amor y si lo fuera
me cuidaría muy bien de decirles quién es la “musa inspiradora” como
dirían los griegos con sus columnas dóricas o corintias
pero esta tarde de un sábado
cualquiera de una vida más cualquiera todavía
se me ha ocurrido distraerlos con algunos secretos
que quizá alguien comparta
desde lejos:
el mundo, más bien diría el planeta tierra tiene un movimiento de rotación
que se trasmite a las almas
los trópicos a su vez tiene pájaros que
dan vida cuando tocan a las orquídeas, y me atrevería a afirmar
que hay algunas plantas escondidas en lo más oscuro de
sus selvas
que sueñan nuestros propios sueños de cronistas y nos hacen ver
una cara desconocida
olvidada al despertar
Es esa parte de sombras la que siempre
los seres humanos
bueno, mejor dicho ustedes o yo buscamos
en algún momento dentro de la multitud
¿será un brillo en una mirada negra me pregunto?
¿una ausencia?
¿aquel verso de Borges como una cuerda atada
en la garganta según podemos inventar sin consultar los textos?
¿el resplandor que queda después que nos inventamos también
en compañía de los amigos?
Debe ser me digo el resto de algún naufragio y aquí empezamos
la enumeración de acontecimientos más o menos de este modo:
el alma, flor también cerrada ahora en la oscuridad de los
sábados
que busca su propio perfume mágico y forma parte de
las rebeliones por la carestía del aceite
la explotación de compañías extranjeras
el vuelo de un enorme avión de pasajeros que explota en el aire
y se hunde en el mar con sus valijas y su carga humana;
y el alma, ese pájaro otro quemado por sus alas multicolores
(el picaflor el quetzal
sus plumas colgadas en
el vestido de los Reyes Incas)
bailando duramente en una fiesta más o menos efímera
girando como el planeta alrededor de un sol
que ahora se ha apagado para siempre
aunque mañana salga de nuevo
el alma, envuelta en un tejido o un tapiz bordado
con las cuerdas del amor
alrededor de una cintura desnuda
como se ve en las revistas de modas, o
la pasajera que toma el barco y nos ve desde la borda más alta
su madre y yo, despidiéndola con señales que
los marineros y los maridos
contemplan con sonrisas equívocas, por qué?
el secreto “fluido” o fuerza mental
que despierta a los amantes desde lejos
aunque estén ahora separados
y sirva para despoblarnos o poblarnos alternativamente
(Esos dos seres, perdidos en una ciudad terrestre
abandonados uno del otro en un país
en un mapa en una esfera
con sus capiteles griegos sus museos de París
los discos de canciones revolucionarias)
Cuando todo haya sido destruido
pondremos en una jaula o mejor, en vitrinas protegidas con duros
en impenetrables cristales
ese polvillo que podremos recoger después de las fiestas
esas cintas de olvido que correrán como víboras por las gargantas o el beso
en la oreja, y sobre todo
el desierto abierto en medio de la multitud.
este no es un poema de amor y si lo fuera
me cuidaría muy bien de decirles quién es la “musa inspiradora” como
dirían los griegos con sus columnas dóricas o corintias
pero esta tarde de un sábado
cualquiera de una vida más cualquiera todavía
se me ha ocurrido distraerlos con algunos secretos
que quizá alguien comparta
desde lejos:
el mundo, más bien diría el planeta tierra tiene un movimiento de rotación
que se trasmite a las almas
los trópicos a su vez tiene pájaros que
dan vida cuando tocan a las orquídeas, y me atrevería a afirmar
que hay algunas plantas escondidas en lo más oscuro de
sus selvas
que sueñan nuestros propios sueños de cronistas y nos hacen ver
una cara desconocida
olvidada al despertar
Es esa parte de sombras la que siempre
los seres humanos
bueno, mejor dicho ustedes o yo buscamos
en algún momento dentro de la multitud
¿será un brillo en una mirada negra me pregunto?
¿una ausencia?
¿aquel verso de Borges como una cuerda atada
en la garganta según podemos inventar sin consultar los textos?
¿el resplandor que queda después que nos inventamos también
en compañía de los amigos?
Debe ser me digo el resto de algún naufragio y aquí empezamos
la enumeración de acontecimientos más o menos de este modo:
el alma, flor también cerrada ahora en la oscuridad de los
sábados
que busca su propio perfume mágico y forma parte de
las rebeliones por la carestía del aceite
la explotación de compañías extranjeras
el vuelo de un enorme avión de pasajeros que explota en el aire
y se hunde en el mar con sus valijas y su carga humana;
y el alma, ese pájaro otro quemado por sus alas multicolores
(el picaflor el quetzal
sus plumas colgadas en
el vestido de los Reyes Incas)
bailando duramente en una fiesta más o menos efímera
girando como el planeta alrededor de un sol
que ahora se ha apagado para siempre
aunque mañana salga de nuevo
el alma, envuelta en un tejido o un tapiz bordado
con las cuerdas del amor
alrededor de una cintura desnuda
como se ve en las revistas de modas, o
la pasajera que toma el barco y nos ve desde la borda más alta
su madre y yo, despidiéndola con señales que
los marineros y los maridos
contemplan con sonrisas equívocas, por qué?
el secreto “fluido” o fuerza mental
que despierta a los amantes desde lejos
aunque estén ahora separados
y sirva para despoblarnos o poblarnos alternativamente
(Esos dos seres, perdidos en una ciudad terrestre
abandonados uno del otro en un país
en un mapa en una esfera
con sus capiteles griegos sus museos de París
los discos de canciones revolucionarias)
Cuando todo haya sido destruido
pondremos en una jaula o mejor, en vitrinas protegidas con duros
en impenetrables cristales
ese polvillo que podremos recoger después de las fiestas
esas cintas de olvido que correrán como víboras por las gargantas o el beso
en la oreja, y sobre todo
el desierto abierto en medio de la multitud.