“Los escorpiones deberían ser excluidos del suplemento literario
de la revista Times, de los bestiarios y de los manuales de zoología
porque tienen veneno en las colas y además pinzan desde atrás
a las víctimas que distraídamente creen en las ventajas del conocimiento.”
“Los escorpiones deberían ser aplastados con fórmulas matemáticas
y en nombre de los lentos
sentimientos del mundo
colocados bajo las piedras para evitar que
sigan contorsionándose impúdicamente en vez de dejar
vivir en paz a otros.”
“Por algo Platón los desterró de la República.”
Eso me dijo mientras recorríamos el Zoológico de Johannesburgo
una mujer divorciada que los odiaba particularmente