Si Monet pintó varias veces una parva de heno
en el mismo día para demostrar que la luz cambia el color de las parvas,
por qué yo no voy a escribir otro poema al filodendro de mi casa
si siempre los amigos que llegan lo entrevistan
y le toman fotografías y él crece orgulloso contra la
pared igual que una vedette del cine mudo
porque el orgullo es objeto de la vanidad y eso se le nota
en los días de lluvia cuando desdeña las gotas pequeñas
y sólo deja caer sobre sus hojas art nouveau o de medusa verde,
las gotas grandes y las más sonoras, ah, hijo, le reprocho
[con Hipócrates:
la vida es corta, el arte largo, la ocasión fugitiva,
la experiencia falaz, el juicio dificultoso…
y él me sonríe y me cuenta que otra planta que no me quiere
nombrar lo ama tiernamente en el jardín de las penumbras.
Además, agrega, la felicidad consiste en saber disfrutar
lo que no se tiene, y no sé por qué enredos vegetales manifiesta
ahora un poco serio: “por eso yo no me mezclo en rencillas de palacio”.