ESCUDO NACIONAL

Sobre el cielo celeste del escudo nacional, dos brazos fornidos se dan las manos en signo de fraternidad, y aprovechan de la coyuntura para soportar un tallo entre ellas, sobre el que se pavo­nea un gorro frigio. El sol de Mayo aparece detrás de este bonete, que recuerda la cresta colorada de un gallo, anunciando un día magnífico. Y en ese sentido se estremecen el laurel y el olivo que se abrazan y se cambian el polen alrededor del escudo simbólico. Son los vegetales decorativos. Pero el vegetal por excelencia es el tallo aquel que mantiene el gorro, espinazo y columna de la Nación. Es un tallo de un arbolito de tala que sirve discretamente de percha a una boina roja, pero que puede ser talero, bastón de mando o cabo de rebenque, según las necesidades.

 

 

        Los elementos simbólicos, gorro frigio, manos entrelazadas, sol naciente y olivo, se vienen abajo de la panoplia, esperando que el esternón que los mantenía en su sitio vuelva de cumplir con su deber. El talero, cabo de rebenque o bastón según las ne­cesidades, esa columna vegetal que sustentaba el gorro frigio de la igualdad, ha dejado el escudo y se ha ido por ahí a desfacer entuertos. Obsérvese en su obsequio que nunca falta a las citas de honor de los días 25 de Mayo y 9 de Julio. Y nadie podrá discutirme que ese palo sagrado no es más fiel que una estaca.