DEJO


Dejo. 

Los árboles dispersos

que planté esperanzado,

que gotearán semillas

en la tierra fecunda,

para multiplicarse 

repitiendo los ciclos.

 

Dejo.

Mis dos queridos hijos,

que fructificarán en nuevos hijos,

y en otros que vendrán

hasta que yo me quede

muy lejos en el tiempo.

 

Dejo.

Los libros que escribí,

(también mis hijos)

que dormirán el sueño

de estantes olvidados.

 

Pero,

acaso en algún día

dentro de mucho tiempo.

Alguien,

perciba detenido

en alguna madera

el calor de mi mano..

 

Alguien,

diga que fui el fermento

de la sangre que lleva.

 

Alguien,

abra mis pobres libros

y sepa, así, por ellos,

que fui parte del mundo

 

(de "La espiral del tiempo" y poema 100 de "Cien poesías que regresan")