EL SAUCE Y EL PÁJARO

 

  La rama de sauce le dice al pájaro:

      —Tú dejas el árbol como una rama seca que se desprende. Pero en vez de caer al agua del Uruguay, sigues el lomo de la ola para remontarte y perderte luego en la selva, a mis espaldas y entre los indios. Los indios te esperan para apresarte y darte a beber un té de hojas secas que hará cambiar el color de tus plumas. Cuando ellas sean amarillas como la flor del camalote, te arrancarán las plumas para hacerse una diadema. Así mueres tú, mientras yo siento a mis pies el carpincho llevarse la tierra en que me apoyo para ver cómo caigo y me ahogo en el río. El roedor es uno de esos seres débiles pero tenaces que hacen desplomar los imperios, es uno de esos jorobados sin elegancia que aparecen en la historia menos grotescos y mucho más importantes porque agitan sobre sus espaldas ideas altísimas de libertad y de redención sobre las barricadas. Todos los contrahechos aspiran a enderezar a la humanidad. El carpincho es un impertinente inquilino "de dos elementos", el agua y la tierra, un pedigüeño como todos los hijos de español y de india. Yo quisiera tener a mis pies varias piedras de hierro que suenen como una campana al golpearlas, y no la tierra sorda que no me escucha. Sólo tú sabes mi pena y te vas lejos de mí a perecer, en otra tragedia y en esta tierra americana y dulce, donde parece haber un veneno en el aire y ese perfume peligroso que tiene el perfil de la paz.