Si alguna vez la vida
me lleva a la montaña,
donde el sol está cerca
al romper la mañana,
o el firmamento oscuro
de una noche callada,
me acerque a las estrellas
hasta poder tocarlas,
cuando se den los yuyos
en silvestres fragancias
o a mi paso se asusten
inocentes las cabras,
y me sienta pequeño
al ver cómo se alzan,
en muralla gigante
las rocas encrespadas,
sabré encontrar senderos
a mi desesperanza,
tras el descubrimiento
de una región extraña
que presentí en mis sueños
con imágenes vagas.
Si alguna vez la vida
me lleva a la montaña,
seré como árbol viejo
que en una tierra áspera,
trasplanta sus raíces
con secreta esperanza.
Después me iré a la cumbre
y en húmeda mirada,
buscaré los rincones
cargados de añoranzas,
los que dejé en el llano
y vuelven en oleadas.
El discurrir del río
en su cuna plateada,
las palmeras airosas
suavemente inclinadas,
el campo y el ganado,
las mieses cosechadas,
los serenos arroyos,
la voz de las calandrias,
los aromos, los ceibos,
la miel y las naranjas.
Si alguna vez la vida
me lleva a la montaña,
le contaré a las piedras
los secretos del agua.
(de: "La Íntima palabra")