Todo el paisaje a tiro mueve al canto:

el tajamar, el desplomado cielo,

el perfilado aromo, el fácil vuelo

que se adivina bajo cielo tanto.

 

El gaucho así, glorificando el suelo

que floreció en su estirpe ajena al llanto

el rudo flete, el verdadero manto

y el revolar de pájaros en celo.

 

Esa mirada gaucha lamentando

el agringarse de la tierra cuando

se desplaza el yuyal para dar trigo

 

y esa tristeza sólida de amigo

que no encuentra manera para el llanto.

Todo el paisaje a tiro mueve al canto.