Aprendió a ver fondo
y no figura
a descifrar por contornos,
por trasluces.
Y hasta aprendió
a disfrutar de algún modo
su crónica miopía.
Llegó a jactarse
de su visión disímil
de su imposibilidad de ver
las cosas como eran.
Pero ahora
decidió someterse a cirugías
extirpar de fondo la hipotrofia
cueste lo que cueste y duela
lo que duela
no sea cosa
que repita
aquellas viejas confusiones
por falta de dioptrías.